Cuál será la realidad durante este difícil semestre que le viene por delante de este Quilmes. El conjunto de nivel aceptable del primer tiempo en el Monumental, que estuvo muy cerca de darle vuelta el marcador, aunque terminó yéndose perdedor al vestuario por un golazo en la última jugada o aquel que no dio pie con bola en el segundo tiempo y que hizo todo mal, para que un rival fuerte y serio candidato como River lo terminara pasando por arriba. Dura derrota del elenco de Grelak en el estreno.

Difícil poder hacer un análisis general del partido debut del QAC en el campeonato. Habrá que dividirlo por etapas y hasta por momentos y circunstancias de juego. Fue muy valorable su intención de jugar adelantado en el campo, tratando de dividir la tenencia de la pelota y molestar al Millonario en un comienzo.

La circunstancia de un penal mal sancionado de Fernando Rapallini (no hubo falta de Calello a Alario), que después transformó en gol Mora en una segunda ejecución, favorecieron al manejo criterioso de los dirigidos por Gallardo, que se vieron sorprendidos por el gol de Romero, cuando el Cervecero menos merodeaba el área rival. Quilmes aprovechó el envión y casi marca el segundo, pero Barovero le tapó el gol de forma increíble al debutante Celaya, atrapando su remate sobre la línea de gol.

Y encima, en vez de irse ganador al descanso, lo terminó haciendo en desventaja: Pity Martínez tomó el balón fuera del área y lo clavó junto a un palo. Golazo para redimirse con su gente, comenzar a transformarse la figura de la cancha y encaminar el partido para su equipo. Claro que, el primer cuarto de hora fue vital para el local empezara a justificar su goleada: con un Quilmes cansado ya empezó a mostrarse superior desde el arranque, enseguida llegó al tercer tanto y eso sumado a la expulsión de Braña fueron suficiente para un conjunto de Grelak que , a esa altura, ya estaba deshilachado.

Después llegaría media hora de supremacía absoluta. En la que los jugadores del QAC terminaron demorando las acciones para que la goleada no fuera más abultada. Fueron cuarenta y cinco minutos que a River le alcanzaron para mostrar armas y condiciones de candidato y que a Quilmes lo sumergieron en una profunda preocupación. No tanto por este cotejo, sino por lo que vendrá.

La goleada dejó expuesto al Cervecero, que ahora deberá mejorar y tratar de sacar un resultado positivo contra Colón para calmar los nervios y las presiones. Es cierto, va apenas una fecha, pero en el fútbol argentino una derrota tan contundente siempre es motivo para empezar a mirar de reojo.