Quilmes no faltó a la cita, pero si llegó tarde. O al menos eso es lo que se notó en La Plata, con un comienzo vertiginoso de parte de Gimnasia, que se llevó por delante a los dirigidos por Grelak, contó rápidamente con opciones claras para poder convertir y antes de los diez minutos ya estaba en ventaja. Al Cervecero le costó todo el tiempo hacer pie, pero en la segunda parte intentó llevarse por delante a su rival con más entrega que fútbol. Dulcich fue la figura al tapar varias bolas muy complicadas.

No pudo ser para el QAC. La continuidad de la racha positiva puso freno en la ciudad de las diagonales, territorio nefasto para el equipo, donde en el último tiempo solo acumula derrota tras derrota. Y esta vez no fue la excepción. Aunque hay motivos: entró dormido, volvió a dar ventajas defensivas, le costó tener fluidez con la pelota y el rival se mostró firme en todo momento.

Ya a los 30 segundos se notó que el partido iba a ser complicado de sobrellevar. Un mal adelantamiento de los centrales lo dejó a Rasic mano a mano con Dulcich, pero el uno taparía el remate después de achicar de forma correcta. Claro que la historia no terminaría ahí. La visita era desbordada por todos los costados, le era imposible salir del área y encima, pecó nuevamente al ejecutar mal un tiro de esquina y en una contra mortal y después de varios rebotes, Bou se encontró con el balón abajo del arco para anotar el tanto.

Esa primera mitad mostró a un Gimnasia muy superior. Siendo efectivo a la hora de recuperar la pelota y saliendo rápido por los costados con atrevidos movimientos de Meza y Castillón, que complicaron durante un gran rato. A esa altura, Dulcich ya le había sacado un mano a mano a Oreja con la punta del botín.

Tocado en su orgullo el QAC fue para adelante sin medir consecuencias en el tramo complementario. Arriesgó por demás, pero también notó que el Lobo cambió su postura: decidió esperar en su campo, defender la ventaja y apostar todo al contraataque. Así y todo, un cabezazo de Rasic que se metía en la ratonera fue bien despejado por el certero Dulcich. Mientras, con Elizari ya en campo, Quilmes iba aunque sin poder resolver el entuerto que tenía cerca del arco de Bologna.

Pero de tanto ir, tuvo una clarísima a tres minutos del cierre. El Melli Elizari quedó habilitado en el borde del área chica, con la posibilidad de rematar al arco. ¿Qué pasó? La pelota se le escapó unos metros, decidió estirar para Rescaldani y este, incomodo, movió apenas la pelota que dio la base en el palo. Increíble. Claro que, Gimnasia se asustó y en la contra casi hace el segundo, sino fuera porque Dulcich (si, otra vez) le sacara a mano cambiada del ángulo el remate a Faravelli.

Una lástima porque el equipo aflojó en su nivel, cuando venía absolutamente en alza y dejó pasar la posibilidad de seguir recolectando unidades en un torneo que cada vez se pone más bravo y en el que le quedan todas batallas complicadas por delante. Al menos, después de este encuentro, el despertador para la próxima estará asegurado.