Garras doradas, corazón de oro. Ya habían hecho historia pero no se conformaron y fueron por más. Y se quedaron con el primer lugar del podio. Los Leones, donde juegan Matías Paredes (lesionado y afuera de la final) y Juan Manuel Saladino vencieron a Bélgica por 4 a 2 y se consagraron campeones olímpicos en los Juegos de Río. El equipo del Chapa Retegui se mostró firme y convencido de lo que quería durante todo el campeonato y logró un hito que ya entra en la historia del deporte nacional.

Llegaron sin hacer demasiado ruido, pero con una preparación tremenda. Como nunca un equipo masculino de hockey se aprestaba a participar de un Juego con la ilusión de ser protagonista. Y desde el debut dejaron en claro que tenían con que para creérsela. En la rueda inicial les complicaron la vida a los dos principales rivales de los últimos tiempos, Alemania y Holanda y fueron convincentes ante aquellos con los que eran número puesto para sumar victorias (salvo mínimo traspié con India).

Después la tuvieron que pelear para eliminar a España en los Cuartos de final, pasearon a la propia Alemania, sacándose la espina del empate sobre la hora de un par de días antes y llegaron a la final ante otro conjunto que venía desde las sombras…

El partido arrancó incómodo para el elenco nacional. Porque los europeos comenzaron moviendo la bocha con traslado y distribución. Y encima, cuando todavía no se cumplía el minuto 2, el elenco belga abrió la cuenta por intermedio de Cosyns, quien desvió la bola en el círculo y sometió a Juan Manuel Vivaldi.

Tras la conquista, Bélgica prosiguió dominando sin que los dirigidos por Retegui pudieran recomponer la línea. Hasta que a los 11’, una jugada de corner corto le dio aire al futuro campeón. A diferencia de otras ocasiones, la maniobra engañó, el ejecutor fue Ibarra y el empate 1-1 quedó sellado. Pero Argentina no frenó su intención de ataque y una habilitación de Lucas Vila le permitió a Ortiz establecer el desnivel, con un disparo cruzado en el círculo que ingresó por el poste derecho del arquero Vincent Vanasch.

Y el seleccionado continuó en estado de gracia y en una maniobra desde el fijo aumentó las cifras. Un fierrazo de Peillat, quien llegó al tanto número once en el certamen, puso la tranquilidad en el tanteador. Tras la reanudación, el encuentro se volvió más friccionado, con un equipo europeo que buscó con insistencia, aun cuando no hallaba la profundidad de otras tardes. Argentina lo defendió bien hasta que en el último minuto del cuarto, una excelente maniobra individual de Gauthier Boccard puso el encuentro 2-3.

El período final se jugó con tensión y nervios. Bélgica adelantó sus líneas y buscó desbordar por ambos costados de la cancha. Y forzó la realización de un corner corto, a falta de cinco minutos. El remate desviado de Dockier trajo alivio. El elenco rojo sacó al arquero y se la jugó con un arquero-volante en los últimos minutos. Y cuando faltaban segundos, Mazzilli cortó una salida rival y puso cifras definitivas para gritar campeón olímpico por primera vez en la historia.

Dos quilmeños se bañaron en Oro, un festejo que disfruta la ciudad y que retumba por cada recoveco deportivo del país.