Pecado mortal el que cometió Quilmes. Contra estos rivales, no podés dar ventajas. Los partidos ante rivales directos valen más que tres puntos y, pese a haberlo entendido de antemano y tomar el juego de este viernes como una verdadera final, los dirigidos por Grelak dejaron escapar un partido que tenían bien encaminado ante un Sarmiento que vive su momento dorado de la temporada y empieza a dar seria pelea por salir de la zona del descenso.

En su cancha, donde había construido un fuerte en las últimas fechas, daba la sensación que el QAC iba a poder cumplir de nuevo con esa premisa. Dominaba territorio, llegaba con peligro y, antes del cuarto de hora, se ponía en ventaja con un tanto de Gabriel Ramírez, tras un taco de Pinto.

Y aunque el juego se volvió más trabado y parejo, siempre fue quien dominó la escena y hasta inclusive, se podía haber ido con algún otro gol de ventaja, si por ejemplo Chiarini no frenaba un remate del chileno en la última acción de la etapa.

Pero las circunstancias cambiaron rotundamente para el tramo final. Sarmiento, que ya jugaba con diez por la expulsión de Spinaci, encentró el empate en la cabeza de un Niz que venía haciendo un muy mal partido y tras una desatención defensiva local, y el partido cambió de eje. Mientras uno se desesperó y empezó a adelantarse sin juego ni criterio, el otro decidió cerrarse y esperar su oportunidad…

Y esta llegó a casi diez del final. Un pelotazo largo tomó al ingresado Leandro Díaz marcado por los único dos hombres del Cervecero que quedaban en campo propio y tras dos buenos enganches, el delantero los dejó desairado, corrió hacia el arquero y aunque Rigamonti tapó el remate, el nueve se vio favorecido por un rebote que terminó mandando el balón a la red.

Cegado por completo, Quilmes acorraló a su rival, pero nunca le pudo crear una situación de riesgo y encima, tras una nueva contra que en este caso comandó el ex QAC Lucas Suárez, Díaz se encontró con la pelota y el arco sin oposición para sentenciar la historia ya con el descuento encima.

Derrota dura para el Cervecero. De las que duelen, por haber dejado escapar una gran oportunidad a partir de errores propios. La viveza rival tuvo su premio para un elenco juninense que está en racha y no para de levantar. A Quilmes le toca volver a vivir la curva descendente, que deberá cortarse en los próximos partidos, sino quiere llegar en problemas a la segunda parte de la temporada.