Las rachas muchas veces marcan tendencias. Cuando son positivas, todo lo que tocan lo convierten en oro, pero cuando son malas… Y Quilmes no puede salir de esta depresión que le agarró desde el inicio del segundo semestre de la temporada. En la cancha de Banfield sumó su séptima… si, ¡séptima! derrota consecutiva, que ya lo hacen convivir muy de cerca con el peligro de perder la categoría. En medio de un partido accidentado, volvió a dar ventajas y lo terminó pagando.

Errores, penales, juego brusco, errores, fallas arbitrales, malas definiciones y más errores. Tremendo combo para poder digerir todo en noventa minutos. Sobre todo cuando las malas vinieron todas casi para el mismo lado. Porque en medio de un encuentro de ida y vuelta, el QAC venía teniendo un trámite parejo ante un rival que solo tenía un poco más de peso dentro del área.

Pero las equivocaciones de todo tipo, en momentos tan delicados, donde cada detalle se siente el doble, puede terminar siendo decisivo. Una patinada de Sarulyte dentro del área lo llevó a cometerle un tonto penal a Cvitanich y esto le solucionó la tarea al Taladro. Un remate de Brian Sarmiento lo puso en ventaja y bloqueó definitivamente a un Quilmes al que cada vez le cuesta más poder salir de un golpe en contra.

Encima, el árbitro Darío Herrera comenzó a tomar malas decisiones y por una jugada peligrosa (que merecía ser apercibido con una tarjeta) decidió echar con roja directa a Gabriel Ramírez, dejando al equipo con la necesidad de tener que levantar un marcador en contra en la parte final, con u jugador menos que su adversario.

Con un solo delantero, al Cervecero le costó mucho entrar en escena ofensiva. Por eso, fue Banfield el que dominó terreno y pelota pero casi sin generar peligro. Hasta que llegaría la única jugada bien preparada a partir de una acción colectiva y penal para la visita por una mano dentro del área. Tomó la responsabilidad Federico Andrada que definió fuerte pero a media altura y le permitió a Hilario Navarro atajar la pelota yendo contra su palo derecho.

Eso generó un nuevo bajón y los roces volvieron a instalarse dentro del encuentro. Un encontronazo entre Pérez Acuña y Soto generó una primera mala reacción de Bertolo y después una peor de Escobar que generó una montonera que podría haber finalizado en una gresca generalizada. La conclusión del juez fue expulsar al mediocampista del QAC y poner un par de amarillas por bando. Los dirigidos por Cristian Díaz con dos jugadores menos.

A esa altura, ya jugado por la falta de tiempo, el Cervecero se expuso demasiado y, ya sin generar peligro en el arco contrario, vio como uno de los tantos ataques con mayoría de jugadores rivales, terminó con el tanto definitivo de Cvitanich, tras tomar un rebote en el travesaño después de un remate de Sperduti.

Un nuevo golpe en el ánimo y en la expectativa futuro. Esta racha maldita lo ha dejado a Quilmes ante un escenario inimaginado a fines del año pasado: el equipo no sumó puntos en lo que va del año y quedó en una posición de serio riesgo de perder la categoría. Solo si logra empezar a sumar rápidamente volverá a sumar posibilidades de evitarlo.