Quizás haya dejado pasar la última oportunidad que le dio el campeonato y la dejó escapar, nuevamente por culpa propia. Quilmes pagó muy caros sus enormes problemas defensivos, distracciones y errores que le hicieron cuesta arriba una verdadera final anticipada ante un adversario directo como All Boys, en la lucha por mantener la categoría. Después luchó hasta el final, pero se quedó con las manos vacías y con la sensación que el desenlace fatal está a la vuelta de la esquina.

Como ya le pasó con gran parte de los adversarios con los que pelea por lo mismo en esta temporada, el QAC mostró fallas y errores a la hora de tratar de ganar compromisos claves. Y, también, demostrando que en su cancha y ante su gente, todo le cuesta el doble. Debía ganar para empezar a respirar y terminó sumando una nueva derrota que lo deja al borde del nocaut.

Más allá de unos primeros minutos donde se mostraba metido, con decisión y en la búsqueda de alternativas en ataque, sus apuros y nervios nunca lo dejaron progresar del todo en el campo. Más después que, a través de una contra, los de Floresta se pusieran en ventaja por medio de un cabezazo de Leandro Barrera que, pese a lo mal parado que quedó el equipo, también mostró una muy floja reacción de Trípodi que, tirándose dentro del arco, no pudo controlar el remate.

La historia se puso más brava, pero los dirigidos por Mario Sciacqua siguieron yendo ante el repliegue de su rival. Y tuvieron su premio sobre el final de la etapa (un rato antes le habían marcado mal un fuera de juego a Ilarregui, que definía a quemarropa), cuando Brian Lluy encontró un rebote después de un disparo de Gabriel Ramírez, para señalar un empate que caía en el momento justo para revitalizar al equipo.

Pero todo quedó en una sensación que no pudo ser aprovechada, porque All Boys arrancó manejando la pelota en el tramo final y en el primer centro que tuvo a su favor, ante la pasividad de una defensa que miró la pelota lloviendo al área pero nunca tomaron al jugador, Sebastián Ibars anotó con un cabezazo bombeado. A partir de ahí, todo quedó a favor del visitante, con los delanteros inspirados y con espacio en su poder. En una de sus tantas corridas, Maxi Salas habilitó a Hugo Soria para que este anote el tercer y lapidario tanto.

Herido en su orgullo, con un público enfervorizado en su contra, Quilmes fue a los ponchazos e, increíblemente, tuvo varias para poder señalar. El palo en una ocasión y el travesaño en otras dos, se lo negaron. Hasta que, cerca del cierre, Leandro Gonzalez anotó el descuento a partir de una mala salida del arquero. Quedaba nada pero, así y todo, tuvo el empate abajo del arco, después de un remate de Federico Alvarez, en el que Losada dio rebote y Román Strada terminó mandando el rebote a la tribuna.

De esta manera, se consumaba una nueva derrota como local para un equipo que no volvió a dar la talla ante un rival directo y vuelve a hundirse en los promedios. A partir de ahora, el respirador artificial que lo mantiene con vida, funcionará semana a semana, sabiendo que si no logra un triunfo en las próximas dos fechas, el trágico desenlace se vivirá antes de lo previsto.