En medio de días muy convulsionados, Argentino de Quilmes volvió a salir a la cancha con la necesidad de recuperar terreno. Tratando de dejar atrás el conflicto vivido por el robo a su utilería y con la cabeza puesta en lo futbolístico, el equipo dirigido por Pedro Monzón tuvo momentos buenos y malos ante Lamadrid. Se quedó con las ganas de sumar de a tres, porque lo ganaba tras una buena jugada colectiva pero el local lo igualó en el último rato del partido.

Volver a poner la cabeza en el juego. Eso fue lo que vivió el Mate en esta jornada de sábado, diez días después de su último compromiso oficial. Y como viene siendo un rasgo característico de este inicio de temporada, le cuesta imponerse a su rival y tener cierta regularidad durante los noventa minutos.

Y en Devoto se repitió la historia. Porque el Celeste, sin todavía mostrar su mejor nivel, tuvo buenos ratos. Sobre todo en la etapa inicial, donde contó con las situaciones de gol más claras. Sobre el cierre de esos primeros 45, los locales emparejaron la historia y también tuvieron sus circunstancias de peligro para que todo se vuelva muy parejo.

La mejor jugada colectiva de Argentino se dio a los 15 minutos de la etapa final. Después de varios participantes, la acción terminó en un centro que Franco Cristofanelli tocó al gol. El encuentro se volvió más duro, llegaron los cambios y cuando faltaban solo diez para el cierre… disparo desde afuera del ingresado Manuel Pérez Grassi para clavarla abajo, sobre el palo derecho de Leguizamón.

Ya no hubo demasiado tiempo para la reacción de ninguno de los dos y el encuentro finalizaría con un empate que no deja demasiado conforme a nadie. Por el lado del Mate, porque la campaña no es buena desde el juego y en los números empieza a ser bastante dispar. Más allá de esto, se trae un punto para seguir trabajando, seguramente, en estos próximos días con mayor tranquilidad.

Foto: Mate Eterno