Hacía falta un verdadero compromiso para ver cuál es la realidad de Quilmes. Frente a un puntero del campeonato más utilitario y rendidor que vistoso o de juego ofensivo, al elenco dirigido por Marcelo Fuentes le costó muchísimo poder imponer su plan. Arrancó bien pero se fue desdibujando con los minutos, mostrando bajo nivel en varios futbolistas. Cambios en el entretiempo y un error del arquero que fue aprovechado por el rival, terminaron de complicar la historia.

Muy rápidamente el torneo empieza a transformarse en una nueva pesadilla para el Cervecero. Los primeros pasos dejaban creer que la intensidad, las ganas y una clara intención táctica podían llegar a suplir las carencias técnicas y de nivel que muestra un plantel con menor nombre que el de otras temporadas. Pero un mal partido en Santiago del Estero y una actuación deficitaria en lo colectivo y con varios nombres que reprobaron ante Almagro, encienden de nuevo la alarma.

Es imposible no destacar esos primeros diez minutos en los que el partido parecía que iba a ser otro. Un elenco asfixiante, con tenencia de pelota, intentando ser profundo por las bandas y buen criterio a la hora de tocar el balón… pero fue eso, apenas el ratito en el que Almagro tardó en acomodarse al encuentro. A partir de ahí, todo se volvió tedioso, desprolijo, de escaso nivel y con poca acción importante cerca de las aéreas.

Seguramente, teniendo en cuenta esto, el DT pateó el tablero y salió al segundo tiempo con dos cambios. Puesto por puesto entre Ramírez y Noble (ninguno de los dos aportó demasiado hasta el momento) pero optó por retrasar a Bellone para que Justo Giani se pruebe en otra posición (una más) desde su debut en primera: como mediocampista de juego. Situación que podría haberle salido bien si que Horacio Ramírez no le hubiera sacado un muy buen cabezazo al juvenil en pleno arranque de la segunda etapa.

En cambio, todo se agravó a partir de un error: iban solo 7 minutos cuando el arquero Emanuel Bilbao salió mal en un centro dejó la pelota muerta cerca de un futbolista visitante, pese al esfuerzo por tapar el remate, el rebote terminó quedándole a Joaquín Susvielles, que solo tuvo que tocar al gol desde el área chica. A partir, con los cambios ya exhibidos, el equipo fue un caos que se dejó atrapar por la presión y su escasez de recursos.

Pese a que contó con algunas ocasiones, fue irresoluto para convertir y terminó desnudando flaquezas propias que son alarmantes: centrales sin criterio, descontrolados a la hora de la marca y después de recuperar el balón; un mediocampo que volvió a quedar desbalanceado; delanteros que no ejercieron peligro y, sobre todo, la incapacidad para no caer en la buena pegada de Imbert como recurso de juego.

Cuarto triunfo al hilo para Almagro, al que no le sobra nada pero que tiene bien en claro a que quiere jugar en cada encuentro y que ahora es más puntero que nunca. Son nueve las unidades que lo separan a Quilmes de la cima, aunque ese quizás no sea el análisis indicado. Hoy tiene muchos otros problemas por delante como para ponerse a pensar en ser protagonista del certamen.

Foto: QAC oficial