Si hay algo para valorarle a Pedro Monzón en este inicio del Torneo Clausura es que ha logrado sacarle agua a las piedras. Argentino de Quilmes ha mostrado dos producciones pobres en cuanto a rendimiento, pero sumó cuatro puntos y acaba de ganar en calidad de visitante. Lo que importa son los puntos en la lucha por mantener la categoría y eso el Mate lo viene cumpliendo a la perfección. En Jáuregui, Adrián Leguizamón y los palos fueron claves, además del error del arquero rival.

El calor extremo de la tarde de domingo volvió a ser protagonista, tal como le había pasado al Celeste en la fecha inicial, incidiendo en rendimientos y posibilidades de muchos de los futbolistas dentro de la cancha. Pese a esto, Flandria demostró una mayor capacidad para golpear en los últimos metros y, de no haber sido por el palo, travesaño o el ángulo que une a ambos, su balance final de partido podría haber sido otro.

Claro que también apareció en los momentos claves, el gran ídolo que tiene actualmente el club criollo: Leguizamón voló y tapó todo lo que le tiraron para aguantar el resultado durante gran parte del partido, sosteniendo a un equipo que se defendió en demasía y que, pese a esto, le costó mostrar seguridad en esa parte del campo.

Para que la buena suerte fuera completa, el Mate tuvo una en el arranque del segundo tiempo y no la desperdició: tiro libre muy pasado, el arquero Yair Bonnin calculo muy mal y, por atrás de todos, apareció Agustín Graneros para poner el pie y mandar el balón a la red, con el arco vacío.

Ese gol casi fortuito le sirvió a Argentino para conseguir su primera victoria en el semestre y sacar una mayor diferencia en su favor ante los adversarios directos con los que lucha por evitar el descenso. Por eso, aunque las formas entran en discusión, en el aspecto que más importa (sumar puntos), el elenco de Monzón tiene un aprobado gigante.

Foto: El Mate de Cristal