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Que los equipos están llenos de cábalas no es ninguna novedad, pero hay algunas que llaman verdaderamente la atención. Como fue el caso de la camiseta utilizada por Quilmes durante gran parte del campeonato de 1961, año en que fue campeón y que le permitió ascender por segunda vez en su historia a Primera División.

“La casaca Mc Gregor la donó la fabrica de tejidos La Bernalesa, era una camisa de manga larga, abotonada, que combinaba un color grisáceo clarito con el fucsia y tenía el escudo del QAC sobre el bolsillo”, cuenta Roberto Coraglio, parte importante de aquel team cervecero, quien agrega: “Se empezó utilizando en los partidos en los que nos enfrentábamos a rivales de vestimenta similar, pero como nos trajo suerte, se siguió usando de forma permanente. Pasó a ser nuestra cábala”.

La camiseta debutó en la segunda rueda, siendo el uniforme tanto de local como de visitante y, como el equipo anduvo bien… “nos comenzó a gustar a todos los integrantes del plantel -rememora Roberto-, con ella jugamos varios partidos importantes y decisivos de ese torneo de la Primera B, hasta que en Rosario perdimos con Newell’s”. ¿Y qué pasó con la casaca? “A la fecha siguiente, con Sarmiento, volvimos a utilizar a la tradicional blanquita”, revela sin pudor.

“Fue innovadora para la época, se habló mucho de esa camisa y los hinchas terminaron aceptándola”, recuerda Coraglio las sensaciones que generó esa extraña pilcha, cuando no había sponsor oficial y no se vendían réplicas, igualmente, pisa la pelota como cuando se calzaba la 8, y define: “También tuvimos una camiseta de seda, que se usó muy poco y era hermosa. Esa la guardábamos para cuando jugábamos de galera y bastón”.

La mirada del hincha

Por Mane Klasesmeier (*)

Yo no la vi en directo, pues nací en 1966, pero lo raro es que pareciera haber sido una camisa mágica ya que cada hincha o jugador la recuerda de un color diferente: para Coraglio, fucsia, blanca y gris; García, el arquero de ese año, me dijo que eran diferentes tonos de marrón; un hincha (Sergio Berstein) la vio en vivo y dice que era azul con finas rayas grises y al historiador del QAC, Patricio Minig, no le queda claro, porque nadie coincide.

Es raro que se usara en esa época una camisa con colores distintos a los habituales del equipo, pues se era muy tradicionalista. A mi personalmente no me molesta, es más, este hecho le dio mayor trascendencia y es muy pintoresco, pero es imposible que actualmente se usara una camisa con botones, por la incomodidad. No así los colores, ya que el marketing actual hace que todos los clubes cuenten con un tercer juego de camisetas totalmente diferente a los colores históricos de cada club.

(*) Hincha y recopilador de la historia del QAC.