En medio de un partidazo repleto de emociones, el empate terminó siendo un resultado aliviador para Quilmes. Después de un primer tiempo escaso de situaciones destacas, en el segundo el Cervecero y Atlético de Rafaela se mataron a palos y no le dieron respiro a todos los que estuvieron pendientes del juego. Para los dirigidos por De Felippe, el empate que a priori no conformaba, terminó siendo un buen resultado, ya que en dos oportunidades tuvo que remontar una diferencia de dos goles en contra en el tanteador.

Corazón, ganas y determinación por ir a jugarse el todo por el todo, más allá de las consecuencias que esto le podría traer. En esos puntos se sustenta la muy buena remontada lograda por el QAC, que le permite mantenerse dentro de la senda positiva, aunque la igualdad lo mantenga en zona de descenso directo.

Fue un encuentro extraño, con dos tiempos muy diferentes uno de otro. Principalmente porque en el primero, Rafaela rápidamente tomó una actitud pasiva, decidido a no darle ventajas al rival y eso limitó el andar de un Quilmes que, sin demasiados espacios y con poca claridad en sus hombres claves, no estuvo correcto a la hora de intentar vulnerar ese cerrojo defensivo. Así y todo, contó con las poquitas situaciones de real peligro.

Pero en el tramo final todo cambió de golpe. Es que, cuando apenas se jugaban 180 segundos, la visita pegó por sorpresa con una aparición inesperada de Eluchans, que convirtió el primer tanto y generó que el partido pegue un vuelco notorio. Es que, la necesidad de uno y las ganas de rematarlo del otro, impusieron el duelo del golpe por golpe, que llevó a contar con circunstancias cambiantes y llamativas.

El DT cervecero movió el banco y, a diferencia de otros cotejos, mandó todo lo que tenía al terreno de jugo, permitiendo más voracidad ofensiva, aunque sin claridad. Y a su vez, esta determinación del local le dio a Rafaela los espacios necesarios para entusiasmarse en tratar de liquidar las cosas. Es más, lo tuvo por primera vez con el gran remate de Rodríguez Rojas, que se coló en el ángulo derecho de Trípodi, acallando todos los gritos que había en el Centenario.

Pero un minuto más tarde, el QAC volvió a la vida gracias aun estupendo cabezazo de Menéndez, que sobrepasó a un adelantado Sara. Gracias a eso, el local volvió a sentirse en partido y cerca de la igualdad…hasta que a Domínguez le quedó una pelota muerta dentro del área y tras un corner, para rematar de derecha y batir por tercera vez el arco local. Faltaban solo diecisiete minutos para el cierre…

Si hay algo que le permitió a Quilmes no bajar los brazos fue la rápida recuperación tras los goles rivales. Otra vez, un minuto más tarde del baldazo de agua helada, Cauteruccio tocó de manera sutil la pelota para colocarla en el segundo palo, luego de una corajeada por la izquierda. Y el equipo fue, a la carga barracas, pero fue…con el corazón. Y su ímpetu tuvo premios a poco del final. Y de nuevo con Cauteruccio como protagonista, que peleó un balón después de un tiro de esquina y mandó un centro fuerte que, apenas rozó Fontanini, pero que sirvió para que se colara en el arco.

Faltaba poco pero nadie dio por sellada la igualdad. Con un par de balones detenidos lo buscó Rafaela, aunque la más clara la tuvo Telechea: su media vuelta la contuvo Sara contra un palo. Hubiera sido el tanto del triunfo y de una remontada histórica.

El tiempo dirá si el punto le sirvió a alguno de los dos. Quizás, en la previa para el Cervecero tenía poco valor, pero después de los noventa minutos vividos, habrá que aprender a valorarlo y confiar que con esta actitud, el equipo podrá entusiasmarse con continuar por el camino que lo lleve a un final de temporada feliz.