Pese a haberse esmerado por tratar de estar a la altura de las circunstancias, con un error terminó pagando muy caro su paso por La Bombonera. Quilmes realizó un partido prolijo, pero se equivocó en un tiro libra a favor y le dio la posibilidad a Boca de abrir un partido flojo y en el que al local le estaba costando muchísimo encontrarle la vuelta. A partir del gol de Carrizo, los dirigidos por Quattrocchi tomaron mayor determinación en el juego, pero le costó mucho poner en aprietos al rival. Otra derrota que lo mantiene en el último puesto de la tabla.

No hay caso para el Cervecero en este torneo. Frente a rivales supuestamente superiores, jugando un buen o mal partido, siempre lo termina pagando con un resultado en contra. Y en la mayoría de las veces, como este domingo, las caídas son productos de errores propios. Malas decisiones o determinaciones que se pagan caro en medio de un presente con tan pocos puntos a favor.

El partido fue chatito, sin demasiado en brillo pese a lo importante que se jugaban ambos. Como era de esperar, Boca tomó el protagonismo, pero si bien manejó durante todo el primer tiempo la pelota, le faltó la claridad y la capacidad para ser profundo y molestar por demás a un Quilmes que se mostró muy cómodo con el simple de hecho de ocupar bien los espacios, defenderse de forma correcta y apostar a alguna corrida de contra (principalmente cuando el Pitu González podía tomar el balón).

Solo a través de un tiro libre, con un centro cruzado que Marín se perdió debajo del arco y la única jugada colectiva que a un toque, terminó con un desborde de Chávez para que Calleri le meta el pecho y Martínez rechazara el balón casi sobre la línea con el arco desguarnecido. Para los de Quattrocchi, apenas un cabezazo de Hipperdinger que se fue por arriba del travesaño.

A diferencia de lo que se había visto hasta ese momento, los dos entraron con mayor determinación en el tramo definitorio. Con un Carrizo encendido e imparable en esos primeros minutos, el Xeneize tuvo un tiro libre de Colazo que Dulcich sacó al corner y enseguida, tras un error en la mitad de cancha al hacer corto un tiro libre a favor, Quilmes le dio la ventaja a Boca para un contraataque que encabezó bien Chávez (Sebastián Martínez lo corrió de atrás todo el camino), tiró el centro atrás al pisar el área y sin marcas ingresó Carrizo, que remató de primera. El balón rozó en Suárez y se metió en el ángulo.

Faltaba mucho todavía, pero poco se vio en el partido después de ese tanto. Principalmente porque a los de Arruabarrena los superó la pachorra y el conformismo, pero también porque más allá de los cambios a Quilmes le costó mucho tener la pelota y poder llevarla con criterio cerca del arco rival. El asistente la pifió un par de veces en jugadas claras para un QAC (igual las erraron Romero y Klusener), que atacó poco y solo pudo llevar peligro a través de algunos centros.

Por el bajo nivel general, se explica el resultado: en medio de un flojo panorama general, lo ganó el que pudo sacar una mínima diferencia en el plano individual. Mientras tanto, el Cervecero desaprovechó otra oportunidad para comenzar a crecer espiritual y anímicamente. Los resultados no llegan, los rendimientos son bajos, pero se mantiene la esperanza que en épocas de vacas flacas, haya forma de recuperarse y finalizar lo mejor posible este torneo.