Las expectativas previas de Quilmes tenían el sueño de poder conseguir ese triunfo tan necesario, frente al mismo rival con el que había terminado victorioso por última vez hace ya varios meses atrás… pero nadie imaginó las formas. En medio de un espantoso arbitraje, Pablo Díaz fue muñequeando el trámite del juego con fallos increíbles. Dos de ellos, penales muy dudosos para ambos lados que terminaron de darle la chapa final al marcador. Un poco de aire para los dirigidos por Falcioni, después del flojo arranque.

Cuando los resultados se necesitan como el agua, difícilmente se midan las formas para tratar d conseguirlos. Claro que, en este caso, la situación al menos llama la atención. Es cierto que, entre todas sus dificultades, hoy el Cervecero tuvo más decisión que un Vélez desdibujado, que solo mostró peligro ante errores puntuales de su rival. ¿Pero ganó bien el QAC? Ganó y punto.

Cuando el juego aún no se había armado y las chances de gol escaseaban (apenas un remate de Ramírez y otro del Droopy Gómez, ambos cerca del palo), Lucas Suarez encontró un balón por el aire y, de espaldas al arco y con la nuca, metió el balón contra el palo. A esa altura, el partido ya era disputado, con muchas faltas y un arbitraje que empezaba a pifiarla…

Pero lo mejor de lo mejor llegaría en la segunda mitad. De entrada, Díaz sancionó velozmente un penal con muchas dudas. Un supuesto agarrón de Carli (fue el amonestado) en una pelota quieta, que Caraglio cambió por gol. Eso generó un clima enrarecido fuera y dentro de la cancha, con futbolistas demasiado susceptibles, con hinchas extremadamente irritados y una situación que se le había vuelto una bomba de tiempo para el juez.

Pese a haberse ido por un largo rato del encuentro, el QAC se recuperó y tuvo el triunfo en los pies de Ramírez (tras buena cesión de Bieler), que el arquero Sosa sacó al corner. Pero el árbitro tenía una carta más debajo de la manga… después de un agarrón que obvió sobre el ingresado Fernández, unos segundos más tarde sancionó penal ante un supuesto cruce sobre el paraguayo, muy difícil de comprobar. Tito remató de forma correcta y le dio el triunfo al equipo.

Después de la resistencia de los últimos minutos, Quilmes pudo festejar. El triunfo sirvió para respirar aliviado, cortar la mufa y darse la chance de seguir trabajando con mejores expectativas. Claro que, esta vez, hubo alguien que le sacó el protagonismo de la tarde.