La puja entre el agua y los hombres ha sido inclaudicable desde tiempos inmemoriables. Avanza el Río de La Plata y, en reacción inmediata, ellos responden, ampliando el calado, ensanchando el canal. Así ha sido forjada la historia del Club Náutico Quilmes, institución que desde su nacimiento el 2 de abril de 1921, nunca se ha dado por vencida en esta lucha ancestral con las fuerzas de la naturaleza. A poco de su cumpleaños número 94, resaltan: “ese objetivo vital ha sido, y es, el móvil de su existencia fundamental. Hoy, el viejo zanjón donde comenzó todo, forma parte de las amplias dársenas que albergan a más de 200 veleros”.

“En 1921 se sacaban las embarcaciones por encima de la playa, incluso con ayuda de un carro y caballo que el club compró en 1927. Actualmente tenemos unas escolleras de 750 metros, las cuales conforman un canal de 40 metros de ancho”, explica Horacio Raúl Trento, comodoro del CNQ, quien se explaya en esta relación cíclica que forjó el alma de los navegantes locales: “esta arena continuamente viaja con el agua hacia el mar y continuamente trata de formar un banco, una barra. Tozudamente nos hace luchar, 94 años ya , para mantener el calado, la profundidad”.

A lo largo de todo este tiempo, el Náutico ha tenido una suerte dispar en la obtención de calado, pero una cosa es cierta: no han claudicado, ni el río, ni las generaciones de náuticos quilmeños. Con penurias y alegrías, cada contacto con el agua los bautiza y los atrapa y ya no pueden dejar de luchar porque son históricos verdaderos navegantes.

Actualmente, la escollera Sur está siendo trabajada por el municipio en un proyecto para consolidar el ansiado y necesario puerto de Quilmes, mientras que la Norte es la que da protección contra el constante material de arrastre. Las instalaciones en tierra, como el varadero, también sirven de protección a lanchas, gomones, semirrigidos y embarcaciones a vela. Por su parte, en la zona de “la Isla” se desarrolla la actividad de la vela ligera y un galpón cuida los optimist, que son las embarcaciones donde aprenden a navegar los niños. Allí también se practica windsurf , kite-surf, remo y canotaje.

“En el ámbito de la ancestral llamada a navegar que tiene el hombre -rememora poéticamente Trento- lejos estamos de los cuatro o cinco botes que dormían en la arena de los orígenes, pero el espíritu del Golondrina y del Quilmes están anidados en cada vela y cada quillote que surcan las aguas arduamente trabajadas del Club Náutico Quilmes”.