Más allá del adversario que tuviera enfrente, las obligaciones estaban a la orden del día en Quilmes. Por eso, se valora el resultado final por sobre la actuación mostrada a lo largo de los noventa minutos. Sin sobrarle demasiado desde el juego, pero justificándolo por intensidad y situaciones de peligro, el Cervecero se quedó con una victoria necesaria como el aire ante un muy débil Crucero del Norte. De esta manera, Falcioni y sus dirigidos ganaron en tranquilidad, después de la dura semana que debieron pasar.

Hubo mínimos detalles que sirven para graficar las correcciones que debió realizar el QAC, después de la pésima actuación, con derrota incluida, ante Sarmiento. Un solo número nueve, Buonanotte más suelto en ofensiva, tres centrales en la línea defensiva y una sana intención de asociarse con el arco contrario entre ceja y ceja.

Todo esto detallado en el párrafo anterior, sumado a una mejora individual y colectiva general con relación al partido pasado, fueron los argumentos que le bastaron a Quilmes para justificar una diferencia muy clara en la primera mitad, que convivió con muchas más dudas en el tramo complementario, aunque terminó imponiéndose casi sin protagonismo del visitante post tercer y definitivo gol.

Pero claro, más allá de todo esto, la diferencia apenas la hizo de cabeza y después de balones que venían de pelota parada. En el primero, producto de un larguísimo lateral de Bontempo que Ramírez transformó en gol anticipándose junto al primer palo. Y un par de minutos más tarde, peinando un balón después de un envío de Gómez que llegó desde la derecha.

Después de un tiro libre de Dematei, una mala resolución de Assmann puso en peligro la diferencia conseguida, por las dudas que se generaron internamente en los jugadores locales y la insistencia de centros durante cinco minutos de forma consecutiva. Pero, primero la expulsión de Barraza por doble amarilla y después la aparición de Uglessich para marcar la diferencia tras un corner, fueron demasiado para un Crucero que se fue entregando mansamente.

Triunfo necesario y justo. Aunque el rival de turno haya sido de los más débiles, el Cervecero necesitaba los tres puntos para borrar momentáneamente el bochorno de la semana pasada y empezar a reconstruir una historia que, a este partido, llegaba bastante magullada.