La historia de Quilmes en su paso por Sarandí empieza por el final. La última jugada del partido sirve para justificar su paso por el estadio del Viaducto. El penal sin rebote sancionado por Pezzotta y que Claudio Bieler transformó en gol, disipó un poco las nubes que seguían por encima de la cabeza de Julio Falcioni, después de otra decepcionante actuación de sus dirigidos. Enfrente tuvo a un deslucido Arsenal, por lo tanto todo parecía encaminarse al cero a cero… hasta que llegó la clara falta sobre Canelo.

Con demasiadas urgencias llegaban ambos equipos a este encuentro y esa situación quedó reflejada dentro del terreno del juego. Pese a la sana intención del QAC de tener más la pelota y tomar un rol más protagónico que el que hasta aquí había tenido en el campeonato, poco le duró porque Arsenal reaccionó y el trámite se hizo peleado, con poca participación de los arqueros.

En medio de tanta monotonía y errores constantes, apenas un cabezazo de Fredes bien devuelto por Benítez (consistente debut en el torneo) y algún centro que merodeó las áreas, fueron lo más significativo de un primer tiempo que pasó sin pena no gloria. Y si bien, en el tramo definitorio, la tónica no cambió demasiado, es cierto que el esfuerzo y las ganas se mantuvieron hasta el cierre, más allá que el empate sin goles parecía estar sellado.

Falcioni cambió en la segunda parte, sacó a Buonanotte y Gómez (los dos de flojos partidos) y apostó por una mitad de cancha más combativa, pero más franca en busca del arco contrario. De cualquier manera, la figura más desequilibrante en la individual siguió siendo Alexis Canelo y el sería el gran protagonista del desenlace…

Ya se terminaba todo y el Arse tuvo una contra después de un tiro libre mal ejecutado por Quilmes. La desperdició y quedó mal parado, para una veloz réplica del Cervecero. La pelota la tomó Canelo y esperó el momento para desbordar dentro del área, buscando un centro para el nueve que nunca llegó: Rosero Valencia lo bajó claramente y le dio la chance del gol en el último instante del juego.

El resto de la historia ya es conocida. Bieler lo cambió por gol y los tres puntos viajaron en el micro visitante. Seguramente, a la hora del análisis, este equipo continúa con un debe gigante, pero los tres puntos sirven para calmar los ánimos y seguir creyendo. El camino no pareciera que fuera sencillo, pero las victorias siempre generan nuevas ilusiones.