Que el propio Quilmes sigue siendo su peor adversario, de eso no quedan dudas. Sus incapacidades, su falta de ideas y las propias deficiencias siguen estando a la orden del día. Pero más allá de esto, que es la parte conocida de la historia, en el bosque platense tuvo todas en contra. Debió soportar un pésimo arbitraje de Jorge Baliño, tuvo que jugar casi 85 minutos con un jugador menos, sufrió un gol en contra increíble de parte de un símbolo como Chirola Romero, que abrió el marcador… En síntesis, demasiadas malas para un conjunto que sigue sin dar pie con bola.

En estos constantes manotazos de ahogado que Falcioni propone en las últimas fechas, llegó a La Plata con la ilusión de ser protagonista y agredir futbolísticamente a su rival. Pero claro, poco de eso se pudo comprobar si en menos de diez minutos se quedó con un hombre menos. Pérez Godoy pagó por ir demasiado vehemente a dos jugadas casi seguidas, lo que lo obligó a dejar la cancha a los ocho minutos de partido.

Y para colmo de males, de ahí vino el tiro libre que Quilmes no supo despejar y en una segunda jugada, Romero clavó el baló de forma increíble contra el palo. ¿Querés más? Un minuto más tarde, con el equipo adelantado tratando de hacer pie ante tanto golpe seguido, Gimnasia salió rápido de contra y Mazzola quedó mano a mano con Benitez. El resultado de eso: pelota al ángulo y dos goles de ventaja para el local. Iban solo once minutos…

A partir de ahí, fue cas un monologo del Lobo, que tuvo a un encendidísimo Nacho Fernández, bien secundado en el primer tiempo por su homónimo Alvaro y en el segundo por Jorge Rojas. Pese a eso, empezó a despilfarrar opciones, lo que le permitió al Cervecero mantenerse con vida. A esa altura, el árbitro ya empezaba a muñequear un partido que se le había ido de las manos pronto ante tanto tarjeta junta. Por eso, un mínimo soplido sobre Bieler en el área fue penal, que éste cambió por gol.

Con una formación desarticulada y sin demasiada reacción, el QAC se expuso a un predomino absoluto de Gimnasia en el arranque del tramo complementario. Falcioni empezó a mover el banco, pero en ese momento el local puso el tercero, producto de un tiro libre de Nacho Fernández, que se desvió en la barrera. Otra mala más…

Faltaba mucho y parecía que la historia ya estaba sentenciada. Pero Bieler (de buen partido) se las rebuscó para definir al gol, un remate de posición extraña y ese tanto, a vente del cierre, se transformó en una inyección anímica inesperada para el equipo. Ya con Zacaría, Matías Morales y Tito Ramírez en el campo, el Cervecero se fortaleció ante un rival que comenzó a verse superado por el miedo escénico a perderlo todo.

Pero el arquero Navarro le tapó la más clara a Carli, después de un tremendo cabezazo a quemarropa que llegó por un buen centro de Ramírez desde la derecha. A partir de allí, fue todo a la carga Barracas, pero los de Troglio defendieron bien el barullo propuesto por su adversario y se terminaron quedando con un triunfo justo, pero increíblemente sufrido hasta el último segundo de juego.

Para Quilmes, la desazón de saber que la suerte no está de su lado. Pero tampoco se ayuda a sí mismo y ya van trece fechas. Demasiado tiempo para tan poca evolución en el juego. El tiempo del balance está a la vista, por ahora, a seguirla luchando.