El encuentro estuvo a la altura de un puntero y escolta del campeonato. Argentino de Quilmes y Central Córdoba jugaron un verdadero partidazo en la Barranca quilmeña, demostrando porqué son dos de los principales animadores que tiene el torneo de la Primera C. Con características similares en su juego, ambos se prodigaron por el espectáculo y fueron en busca constante del arco propio. A los dirigidos por Santángelo les quedó un mínimo sabor amargo porque se pusieron dos veces arriba en el tanteador.

Había mucha expectativa en este duelo. Mucho se habló durante estas dos semanas sin fútbol en la categoría, esperando por lo que pudieran demostrar unos y otros y las conclusiones que podían quedar del enfrentamiento entre el primero y el segundo de la tabla. Y la verdad que, los equipos terminaron cumpliendo dentro del campo de juego.

El partido comenzó a pagar temprano. Fue un tanto de Sergio Valenti, que en los últimos juegos empezó a ponerse la pilcha de goleador, el que permitió que los de la Barranca sacaran la primera diferencia, cuando apenas se disputaban seis minutos. Entonces, el local manejó los tiempos, pero fueron ambos los que contaron con ocasiones para poder convertir.

Pero en el tramo complementario llegaría lo mejor y más emocionante del partido. Porque cuando apenas iban cinco minutos, el árbitro Yael Falcón sancionó penal que Fernando Resler transformó en gol. Los dos conjuntos tenían cuarenta minutos para ganarlo y lo intentaron hasta el cierre. Fue el Mate quien volvió a sacar distancias, primero gracias a un golazo de tiro libre de una posición cerrada a partir de la buena pegada de Oscar Espínola y después, producto de la aparición de la figura del plantel, Sergio Marclay, convirtiendo de penal. Faltaban veinte minutos parecía que la historia estaba cerrada…

Pero por algo los rosarinos son una copia bien hecha en juego e intenciones del elenco de Oscar Santángelo. Fueron al frente y velozmente volvieron a meterse en partido. Fue a los 27 minutos, cuando otro Resler, en este caso Alfredo, puso el descuento a partir de un fuerte cabezazo. Y cinco minutos más tarde, el recién ingresado Lucas Moya aprovechó un tiro libre a su favor y señaló un verdadero golazo, pese a la estirada de Adrián Leguizamón.

Los últimos instantes fueron de un mayor conformismo. Pero eso poco importa, el gasto ya estaba hecho y, pese al fastidio por haberse perdido una buena oportunidad de sacar más distancia en la tabla, los hincha mates lo entendieron y despidieron al equipo con aplausos. En realidad, deberían haber aplaudido a los dos, por tan buena mañana de fútbol ofrecida.