Marcelo García es el mentor de Supertenis, escuela que funciona en el Club Náutico con 150 alumnos, locales y extranjeros, y que pone a Quilmes en el mapa mundial, gracias al gran nivel de sus jugadores y el profesionalismo de un staff de más 10 personas. No por nada, hasta Guillermo Vilas llamó para felicitarlo. Un apasionado del deporte y de la ciudad, que desde hace 25 años educa y prepara a las nuevas generaciones, sumándole el objetivo de colocar al tenis del distrito nuevamente en primera.

- ¿Qué recuerdos tenés de tu etapa como jugador?

- Entrené desde chico en el Buenos Aires Lawn Tenis, bajo la guía de Juan Carlos Belfonte, Licio Sorgente y Enrique Furmston. A los 14 entré en el Club Cervecería Quilmes, que empezaba de cero y ascendimos de categorías hasta llegar a primera división. He tenido actuaciones destacadas en juveniles y, como dato anecdótico, jugué dobles con Horacio De la Peña y también con el hermano de Gabriela Sabatini, Osvaldo.

- ¿A qué se debe que hoy Quilmes no cuente con primeras divisiones?

- Nadie asume el compromiso con un plan a largo plazo para formar jugadores representativos de la ciudad. Justamente, la Escuela tiene la particularidad de estar pensada en hacer base en los tenistas locales, quienes son nuestra prioridad. Esa consigna se mantiene aunque hoy tengamos llegada internacional: el Náutico, luego de haber ascendido todas las divisiones, está a un paso de acceder a primera.

- ¿Cómo fue que te decidiste por la enseñanza?

- Siempre tenía ofertas para entrenar jugadores. Mis primeras clases las di a los 17, cuando no podía competir porque me había atropellado un micro. Hoy es una gran satisfacción haber podido mantener la Escuela durante 25 años, a través de malos y buenos momentos.

- ¿Qué fue lo que más te costó?

- Mantenerse en las etapas de transición. Los logros no se obtienen inmediatamente. Formar un jugador y poder obtener resultados lleva entre 5 y 7 años. Recién cuando se empezó a ver el producto terminado todo comenzó a girar más vertiginosamente porque ya había algo palpable. Ahora ya son varias las temporadas de satisfacciones.

- ¿La idea siempre fue formar jugadores para la competencia?

- Fue un inicio muy extraño. Es una escuela que se armó de atrás para delante. Empecé con la idea de que fuera competición y después, a los años, terminé abriendo la parte de iniciación, hasta cubrir todos los niveles. Fue un error mío, con el que habré perdido mucho tiempo, pero funcionó y hoy lo que se ve es producto de la escuela de iniciación.

- En cuanto a logros, varios de tus jugadores han obtenido títulos…

- Sí, hay muchos que se metieron en el circuito de ATP o en el circuito Europeo. También hay chicos como Juan Pablo Paz que es el número uno de Argentina en 14 años y ahora ganó el Sudamericano por Equipos que clasificó para el Mundial, Mariano Urli que está séptimo en 16 y Lesli Barbieri que es cuarta del país en sub14.

- ¿Cómo es el trato con los padres?

- Nunca les decimos que vamos a hacer de su hijo una estrella del tenis, sino que vamos a generar las herramientas para que, si decide intentar en el profesionalismo, pueda hacerlo. Sabemos lo duro que es y que estamos en condiciones de formar jugadores completos.

- ¿Qué sentiste cuando Vilas alabó tu trabajo en la clínica que dio en Quilmes?

- Es lo más importante de este año. Fue una alegría enorme que viniera a la ciudad. Estaba enloquecido con nuestros jugadores y después hasta me llamó, me dijo: “No aflojes que vas bien, dale con todo”. Yo no la podía creer, es un estímulo enorme, te imaginás lo que significa Vilas para un tenista de mi generación. Esto me motorizó todavía más para generar un proyecto junto al municipio para acercar el tenis a la gente. Siendo coherente y agradecido de que hayan traído a Vilas, es lo mínimo que puedo hacer por Quilmes.