La historia se repite una y otra vez en este torneo. En la noche del sábado se consumó la sexta derrota como local de Quilmes, que aumenta sus malos números y acrecienta la pobreza de una campaña que vuelve a dejar malas señales, tras el receso de más de un mes sin actividad. Pese a las expectativas renovadas, al triunfo conseguido en la última fecha del primer semestre, el Cervecero volvió a equivocarse y lo pagó con otra caída en casa, algo recurrente en la era Falcioni. El equipo solo mereció la igualdad por actitud y situaciones, pero faltó juego.

Pese a que los protagonistas no habían cambiado, el buen cierre allá por principio de junio, la confianza del grupo hacia el cuerpo técnico y el trabajo realizado en una mini-pretemporada habría la posibilidad a soñar con que haya pequeños cambios positivos. Pero fue poco lo que se modificó en la vida de este Quilmes. Generó más situaciones de gol que en otros cotejos, pero poco más para resaltar.

Fueron dos etapas distintas. La primera mucho más disputada, con la tenencia de la pelota bastante dividida, pero con Banfield teniendo mayor criterio a la hora de utilizarla. Hubo un jugador que fue clave en el intento de desestabilizar al rival: Mauricio Cuero, el colombiano hizo lo que quiso recostado sobre la derecha y fue quien generó la maniobra y el centro que después Giovanni Simeone transformó en gol (con la ayuda decisiva de Walter Benitez, quien se confió y dejó que la pelota se meta contra un palo).

Pero en la parte final, la visita se deshilachó, regalo protagonismo y entonces, el QAC se fue para adelante. La mayoría de las veces sin criterio, pero apoyado en la determinación y el entusiasmo de no bajar los brazos ante la adversidad. Y por esa vía, contó con varias para llegar a la igualdad, pero siempre le faltó claridad y serenidad para alcanzar un resultado que hubiese sido lógico para el partido.

El equipo dirigido por Falcioni sumó su octava derrota, pero la sexta actuando como local, sobre apenas nueves encuentros disputados en esa condición. Otro traspié duro, en medio de una parte del fixture bien complicada. Al equipo se le vienen por delante dos partidos bravísimos y habrá que ver cómo queda parado dentro de quince días. Por lo pronto, este nuevo arranque volvió a dejarlo en deuda. Algo que lamentablemente ya se está volviendo una costumbre.