Pese a que el torneo le hace un guiño permanente y le da oportunidades semana a semana, el principal problema que tiene este Argentino de Quilmes es su propia realidad futbolera. Frente a un rival que se está jugando la permanencia en la categoría, los de la Barranca volvieron a decepcionar, siendo superados durante gran parte del juego por un rival inferior. En la segunda parte, a puro corazón, consiguió emparejar la historia, pero increíblemente se terminó regalando y entregó tres puntos clave para su fututo.

El fixture mostraba una etapa de la temporada decisiva para el Mate. Son tres semanas consecutivas en las que deberá medirse con adversarios de menor nivel y aspiraciones, por lo tanto se trataba del momento para empezar a encaminar su posición en la tabla, sumando la mayor cantidad de unidades posible. Pero el calendario y la actualidad del equipo no van de la mano…

Inconexo, dubitativo, no sabiendo cómo superar la presión y la férrea marca del adversario, el Celeste fue partenaire durante el primer tiempo de un rival metido al cien por ciento, sabiendo que en su cancha se juega la permanencia en la Primera C. Todo este combo empezó a dejar a la vista la cantidad de limitaciones defensivas de Argentino y en una de ellas facturó: Leo Rojas saltó mal a cabecear, por ende le regaló el balón a Lucio Ceresetto, que rápido de movimientos, definió tres dedos ante la salida del arquero.

La historia empeoraría en la parte complementaria. En un fallo dudoso, de arranque mismo, se iría expulsado Jorge Benitez. A esa altura, el partido era muy físico, con bastante pierna de más y con un Urquiza que manejaba a su antojo la situación. Pero dejó pasar ese momento y se complicó. Porque el Mate reaccionó, con un mejorado Arias y a pura fuerza y corazón, empezó a llevarse por delante a un rival que comenzó a dudar ante la expulsión de su mejor pie, Mamberti.

Ya con Saayavedra y Spínola dentro de la cancha, el equipo fue más profundo y en una de las primeras situaciones que tuvo, Marclay aprovechó el efecto de la pelota para ganar la cuerda, tirar un centro bajo que no pudo conectar Valenti, pero que en los rebotes le quedó al propio Spínola, que metió un puntazo ingresando por el segundo palo.

A partir de ahí el encuentro entró en la locura y en un frenesí, que generó seis minutos yendo de arco a arco. Dos conjuntos desarmados, que habían perdido toda conducta táctica fueron a quemar sus naves, donde el primero que acertara de los dos, iba a sacar su redito. Y la moneda caería para el local: los de Santángelo, que venían defendiendo pesimamente, casi se regalaban y se exponían ante cualquier acierto rival, dejaron al chiquitín Bogado, que se metió en el área y fue enganchado de atrás por Ostanelli. Penal claro y una nueva tarjeta roja.

Pese a tener que ejecutarlo en dos oportunidades, el central Ezequiel Bustamante nunca dudó y terminó clavando la pelota en el ángulo superior derecho, haciendo imposible la buena estirada de Leguizamón. De allí y hasta el final, el Mate fue A la carga Barracas pero nada le salió. El triunfo fue para el más correcto de los dos, aunque la diferencia la sacara en el momento que menos lo merecía. Para Argentino de Quilmes será momento de hacer un replanteo y analizar mejor que quiere hacer de su futuro. Porque con esta actualidad, el Reducido será historia en breve.

Foto: Fernando Martini