La suspicacia que se había generado en la previa sumado al dramatismo que genera una definición por el descenso terminaron generando que se diera un partido muy raro en Mataderos. Ante un Chicago obligado, con la cabeza puesta en su cancha pero también mirando de reojo lo que sucedía en otros estadios, Quilmes mostró más deficiencias de lo habitual. Le costó meterse en juego, regaló dos goles y terminó sucumbiendo ante un adversario que, pese a todo el esfuerzo, descendió de categoría.

Pese a que la definición era triple, las principales miradas estuvieron puestas durante la tarde en lo que podía hacer este Chicago en plena recuperación, para cumplir con su parte y dejar expuestos a sus otros adversarios en la lucha por la permanencia. En medio de ese panorama, el Cervecero tuvo un rol más de reparto que de costumbre y nunca terminó de sentirse cómodo en medio de un compromiso que no le quitaba el sueño.

Encima, cuando el partido aún no se armaba y el local casi no había pisado el área contraria, una mala salida de Benítez después de un corner desde la izquierda, permitió que Alejandro Gagliardi cabeceara sin inconvenientes al gol. Este detalle bloqueó más a un conjunto al que le costaba hilvanar juego. Por eso, el Torito podría haber marcado el segundo en un mano a mano que Carrasco tiró por sobre el travesaño.

Y cuando se había quedado con diez futbolistas por una tonta expulsión de Uglessich por doble amarilla, apareció Canelo y con una tremenda apilada con desborde desde la derecha, tiró un centro para la aparición del Chapu Braña, que convirtió su primer tanto con la camiseta de Quilmes en su segundo ciclo en el club.

A esa altura, en las otras canchas los empates empezaban a sentirse inamovibles, llegó la lluvia y aprovechando su futbolista de más, Chicago empezó a ir al frente más por el amor propio y a la espera de una alma bondadosa, que por las reales chances de permanencia que parecía tener. En la peor parte del temporal, Lucas Suárez se patinó y dejó expuesta a la defensa, Carrasco quedó solo y, pese a definir pifiado, marcó el segundo tanto.

Faltaban quince minutos pero casi que no hubo más partido. Porque los de Mataderos, al ver la reacción desde las tribunas, empezaron a entender que la ayuda desde Parque de los Patricios y/o Temperley no iba a llegar. Y porque el QAC se entregó a su realidad del día, a lo que viene con la clasificación a la Pre-liguilla sudamericana, el próximo objetivo antes de terminar la temporada.

En menos de dos semanas, deberá medirse con Olimpo. Los de Bahía Blanca serán su primer adversario en la búsqueda de ingresar a las copas internacionales. Noventa minutos en el Centenario, que definirán a un clasificado para la segunda y última instancia de ese mini-torneo. Ojalá que ese último trago del año, sea más agradable que el que dejó en la triste tarde de Mataderos.