Ha aprendido a sacarle agua a las piedras. Se ha transformado en un equipo más utilitario, que aprovecha cada cuestión que se le presenta a su favor y la defiende a puro esfuerzo. Este Quilmes poco tiene que ver con la idea inicial de su entrenador… ¡pero gana! Este sábado sumó el tercer triunfo consecutivo en su cancha, derrotando por la mínima diferencia al siempre molesto Godoy Cruz, después de un tremendo zapatazo de tiro libre de Andrada.

Qué decir de este Quilmes mejorado. Indudablemente parece haber dejado atrás algunos vicios que lo perjudicaron futbolísticamente durante una buena parte del año y que decidió acomodarse a sus posibilidades. Utilitario, rendidor, un conjunto que se entrega por completo y que de local muestra más ambición que de visitante, siempre con la prioridad de cuidar el arco propio en cero. Ah, y que tiene una gran capacidad para transformar en gol las pocas situaciones que genera.

Quizás sea demasiado el análisis, pero para explicarlo en pocas líneas, es una buena manera de mostrar el cambio. Porque en las últimas cinco jornadas el equipo fue otro. Es cierto, con errores y limitaciones, pero desde su postura renovada, también cambiaron la suerte y los resultados. Y eso repercute también en la cabeza y en lo anímico, punto vital para sobrevivir en la dura pelea por la permanencia en la categoría.

Contra los mendocinos, siempre se lo notó más ambiciosos, aunque teniendo recaudos. Por lo menos hasta el gol. Otra vez aprovechó un apelota quieta, en este caso con un remate fulminante de Andrada desde el borde del área grande, que se metió en el arco, haciendo imposible la reacción del arquero Rey.

Iban apenas diez minutos del segundo tiempo, pero allí la postura en campo de los de Grelak cambió: sumó más gente en la última línea, retrocedió unos metros en el campo y le dio la iniciativa a un adversario que sigue mostrando limitaciones cada vez que le toca salir de su provincia. De ahí se explica que haya perdido los cuatro compromisos que disputó como visitante y sin siquiera convertir un tanto.

De cualquier manera, fue un largo sufrimiento ese tramo final que tuvo que sobrepasar el Cervecero hasta consolidar una nueva victoria. La tercera consecutiva en su estadio y en su tercer juego al hilo que no le marcan goles. Un presente optimo, atractivo para seguir creyendo que de esta manera los resultados positivos pueden seguir apareciendo. Falta mucho, la temporada es larga y seguramente aparecerán nuevos contratiempos. Pero por ahora es tiempo de disfrute para un Quilmes al que nada parece tumbarlo.