Las expectativas renovadas del cambio de entrenador sufrieron un nuevo golpe dentro de una pesadilla que parece no tener fin. Quilmes sumó su sexta derrota consecutiva, la novena de los últimos diez partidos y quedó muy cerca de caer en la zona de descenso. En el estreno de Cristian Díaz en el banco de suplentes, el equipo fue de mayor a menor y se desmoronó a partir de la ventaja que consiguió Colón en el tanteador. Panorama critico de cara a la definición del torneo.

Con el entusiasmo como bandera, algunos mínimos cambios en el sistema, modificaciones obligadas por lesión y suspensión, el Cervecero salió a llevarse por delante a un rival acostumbrado a hacer las veces de partenaire. Este conjunto que dirige Domínguez sumó su quinta victoria consecutiva, todas por la mínima diferencia y sin recibir goles.

Y el QAC fue… con sus limitaciones a cuestas, con jugadores que están lejos de su mejor rendimiento, pero con mucha convicción y una presión alta, logró trasladar el trámite del juego al campo contrario. Claro, le faltaron alternativas e ideas para poder transformar esa mayor posesión de pelota y ubicación en el campo, en situaciones de peligro. Apenas un remate de Maxi González que rozó el travesaño y un disparo de Andrada que se fue por arriba, con el arquero adelantado.

Para colmo de males, cuando el rival aún no había pateado al arco, encontraron a su goleador mal marcado en un pelotazo cruzado. Diego Vera se metió en el área y cabeceó de primera, cambiándole el palo a Rigamonti. Derrota parcial injustificada pero que generó un caos en el equipo de Díaz que lo sintió y se desmembró. Nunca volvió a ser el mismo y volvió a dejar expuestas las limitaciones habituales de las últimas jornadas.

A puro centro, Quilmes consiguió transformar en figuras a los centrales sabaleros, que fueron los puntales fundamentales, bancando la parada y despejando todo lo que andaba cerca. Después, fue el propio Colón de desaprovechar algunos contraataques claros para definir la historia antes del pitazo final. En ese momento de la noche, el QAC estaba entregado a su cruda y dura realidad…

Una derrota más, quizás la menos esperada y la más dolorosa. En el momento de inicio de un nuevo ciclo, solo queda esperar por más horas y días de trabajo. Hasta ahora, el equipo se sostiene por resultados ajenos, pero ya quedó al límite y ahora deberá responder por si mismo dentro de la cancha. Duro, pero real.