Historia repetida dentro de un semestre patético. Quilmes sigue sin hacer pie en el campeonato y, derrota tras derrota, ve como la realidad empieza a hacerse cada vez más compleja. En medio de un partido friccionado, Defensa y Justicia le ganó en el tramo final en un partido que se vivió como un verdadero clásico para el dueño de casa. Los goles de Pochettino desencadenaron en la novena derrota del año para un Cervecero que quedó en puesto de descenso.

Con la habitual idea de tratar de anular al adversario como casi única misión en cada partido (más aún jugando como visitante), el QAC se aprovechó en el primer rato de un Defensa adormecido, de movimientos lentos, al que le costaba el traslado de la pelota. Es por eso que, las primeras dos de real peligro fueron para los dirigidos por Cristian Díaz: remate al cuerpo del arquero de parte de Orihuela y otro que se fue pegado al palo, tras una pobre resolución de Andrada.

Algunos desbordes de Bouzat generaron lo poco de peligro del Halcón en esa primera etapa. Pero todo cambiaría para el complemento. Los de Beccacece apretaron más alto, se instalaron en el campo rival y comenzaron a jugar el balón con la velocidad que lo caracteriza. Eso, sumado un Quilmes que de a poco se fue cansando de correr sin la pelota, hizo que la diferencia actual entre ambos conjuntos empezara a hacerse evidente.

Claro que, el QAC parecía haber sobrepasado un sacudón fuerte durante buena parte del tiempo complementario (en una jugada zafó en tres oportunidades que le convirtieran el gol), había salido de un asedio casi permanente y en el último tramo, cuando ya no había tanta claridad, por un error de Calello en una salida (y tras error del árbitro Baliño por no cobrar falta de Jonás Gutiérrez), Pochettino tomó el rebote y clavó la pelota contra el palo.

Faltaba poco y nada y ya los nervios se habían alterado demasiado por lo que pasaba tanto adentro como afuera de la cancha. Ilarregui expulsado, equipo sin puntas y demasiado expuesto para que en una contra, el Halcón marcara el segundo y le pusiera punto final al triunfo más festejado de los conseguidos desde su llegada a la Primera División.

En Quilmes da la sensación que se minimizó un problema que ahora es una realidad. El descenso que parecía tan lejano, ahora está a la vuelta de la esquina. Y viendo las decisiones que se vienen tomando y la realidad futbolística actual, que pueda escaparle ya empieza a tener ribetes ligados a una hazaña.

Ataque en el Centenario

Tras la derrota en Varela, los futbolistas se encontraron con sus autos rotos y con robo de pertenencias en el estacionamiento del Estadio Centenario. El miercoles se radicaría la denuncia policial.