Triunfazo. De esos que se valoran tanto en lo numérico como en lo anímico. Quilmes fue hasta Mar del Pata a disputar una verdadera final en medio de un presente comprometido con el descenso y esas ganas le terminaron trayendo un resultado positivo. Frente a un Aldosivi que si no perdía no solo seguía esturando su buena racha, sino que se quedaba con la punta en soledad de la tabla, se mostró superior, pegó en momentos claves y se permite mantenerse en la lucha.

Confiado en que esta era su oportunidad, el QAC viajó a disputar uno d los compromisos más complicados de su calendario en este tramo final de la temporada. Por eso, el entrenador diseño una formación pensada para estos noventa minutos, sabiendo que ante un candidato, la velocidad y los contraataques podían llegar a ser vitales y que la intensidad y la presión no podían negociarse.

La idea tuvo un resultado impecable: a los 30 segundos se puso en ventaja después de un corte en la mitad de la cancha, una gran corrida con desborde de Ilarregui y el pase atrás para la llegada en soledad de Leandro Gonzalez. Inicio impecable, pero la fortuna le complicaría rápidamente las cosas. Un remate de Antonio Medina se desvió en Tomás López y confundió a Trípodi, para empatar las cosas cuando todavía no habíamos llegado a los diez minutos.

Ese ratito posterior al gol fue el mejor momento de los locales en el juego. Con tenencia de pelota y opciones en ataque, tuvieron tres ocasiones de gol casi una detrás de la otra. Pero dejó pasar ese rato y Quilmes volvió a acomodarse, al punto de volver el encuentro muy parejo y también acercándose con peligro al área contraria.

El panorama se mantuvo para el tramo complementario. Los dos fueron con sus armas. Pero mientras Aldosivi nunca encontró la forma de vulnerar la férrea defensa rival (salvo por un error arbitral, al cobrar una falta de Telechea sobre López que no existió y que el delantero definía de gran manera), el Cervecero de a poco se fue convenciendo que podía llegar a ser su momento. Y de una buena jugada colectiva, con un cambio de frente de González, Nouet le bajó el balón a Ilarregui que quedó mano a mano con Moyano y definió de manera eficiente.

Ese golpe lo dejó groggy al local y esto fue aprovechado por un Quilmes que siguió mordiendo. Después de un pase atrás deficiente, Ilarregui peleó la pelota, tuvo otra gran corrida, el arquero le tapó el remate y cuando tomó el rebote, apareció González para marcar su segundo tanto de la noche con toque sutil.

A partir de ese momento, solo tuvo que esperar el pitazo final para un festejo necesario. Es que, este equipo que recibió miles de golpes en lo que va de la temporada, cada vez que parece estar por tocar fondo, saca a relucir una vida más. Esta le durará siete días, el próximo lunes deberá salir a ratificar que esta alegría valió la pena.