Sin jugar bien, Quilmes estuvo a punto de conseguir un resultado significante para su futuro. Pero todo cambió a apenas 120 segundos para el final del partido. En una lluviosa Santiago del Estero, y después de uno de los tantos pelotazos que cayeron en su área, Mitre le empató otro partido que se tomó como una verdadera final, ya que ambos compiten por quedarse en la divisional. Este resultado deja aún más comprometido al QAC que deberá ganar si o si en la fecha que viene.

La complejidad del partido estaba clara de antemano. Principalmente por la realidad cambiante que vive el Cervecero semana a semana, pero también porque enfrente tenía a un adversario que llegaba en alza, con buenos resultados y en un estadio donde hace sentir la presión a cualquier visitante, inclusive los más encumbrados que tiene este torneo.

Pero así y todo, los dirigidos por Sciacqua superaron cierto vendaval inicial y rápidamente lograron quizás lo más complejo que podía llegar a tener por delante: ponerse en ventaja en el marcador. Después de un buen pelotazo y una mejor recepción de Leandro Gonzalez, Cadenazzi volvió a fallar en la definición pero su rebote fue tomado por Ilarregui, que acertó con su remate y quebró la defensa del arquero Mastrolía.

Esta circunstancia enredó más al dueño de casa y el partido se volvió una lucha constante, entre las incapacidades de ambos para acertar con el balón en su poder, en medio de una tarde con mucho viento y con la lluvia que le puso un condimento más al juego.

Para el segundo tiempo, Mitre empezó a acumular delanteros, pero no por eso llegó con más claridad. Claro que, los centros constantes y un adversario que se paró unos metros más atrás para jugar con la ventaja en el tanteador, fueron generadores de algunas llegadas, ninguna con absoluta claridad. Distinto fue el panorama para Quilmes, que lo intentó mucho menos, pero que tuvo la oportunidad más importante para sentenciar la historia: mano a mano con el arquero Ilarregui definió mal y se perdió el segundo tanto.

Parecía que se lo llevaba la visita, pero… este conjunto cervecero siempre le permite una chance más a sus rivales. Y en Santiago del Estero se dio de nuevo. Un centro frontal, mal defendido terminó en un remate a quemarropa sobre Trípodi, el rebote derivó en Joaquín Quinteros y el nueve definió con el arco prácticamente vacío.

Otra vez, a poco del final, Quilmes termina pagando caros los errores propios de un equipo que no juega a nada, pero que sigue vivo en las matemáticas. Claro, dejó escapar otra final y ahora no tendrá más opciones que empezar a sumar de a tres. Si no lo logra la fecha que viene ante Morón, su destino estará sentenciado, más allá de cualquier cuenta en la calculadora.

Foto: Diario Panorama