Fue un cierre de partido con sensaciones varias el que se vivió este domingo en el Centenario. Quilmes, que volvió a hacer un buen encuentro, pudo haberle ganado con tranquilidad a un Boca Unidos urgido por sumar, pero volvió a desperdiciar situaciones de gol y lo terminó penando con un empate a pocos minutos del final y, encima, a partir de un gol en contra. La igualdad lo deja sin chances de poder acceder al Reducido, pero le permitió asegurarse la permanencia en la divisional.

En medio de una campaña tan floja e irregular, la salvación del descenso pasó a ser un objetivo valido en la lucha deportiva del QAC para esta temporada. Después de dos triunfos consecutivos que habían aclarado bastante el panorama, faltaba apenas sumar una unidad para no tener que depender de otros resultados. Claro que, este cierre de campaña, lo entusiasmó para seguir ganando e intentar alcanzar puestos de clasificación por el segundo ascenso.

Y el arranque del partido no podía haber sido mejor. El équido de Sciacqua, que volvía a mostrarse intenso, se encontró con un contraataque que terminó definiendo de manera correcta Cadenazzi, al definir suavemente ante la salida del arquero Hilario Navarro. Iban apenas tres minutos y eso le dio cierta tranquilidad, aunque también lo llevó a entregar, en varios momentos, el protagonismo del partido.

Pese a mostrarse errático, las situaciones empezaron a llegar y de a una las fue desaprovechando. Algunas muy claras, otras no tanto, algunas muy claras, otras casi de casualidad, pero el Cervecero tuvo muchas más que en otros juegos y esa ineficacia la terminaría pagando caro.

Porque los cambios volvieron a hacerlo retroceder en la cancha ante un adversario desesperado que iba para adelante con más ganas que ideas y con los apuros tanto de un lado como del otro, salió ganando el que estaba jugado y tenía menos para perder. Un par de centros que trajeron dudas y en un corner cerrado, Larrea quiso rechazar pero solo logró peinarla para que la pelota se terminara metiendo casi de casualidad en el arco.

Los últimos minutos se mezclaron todas esas sensaciones, entre aquellos tocados por el empate que le pedían al equipo que vaya para adelante y los otros más asustados que solo pretendían que el árbitro Penel le ponga punto definitivo al partido. Y esto fue lo que sucedió, no hubo más tiempo para que surjan nuevas posibilidades y Quilmes debió conformarse con lograr en su último partido, el objetivo de mínima.

A partir de ahora, le quedarán más de tres meses por delante para replantearse todo lo mal que se hizo deportivamente durante las últimas campañas, pensando en que no vuelva a transitar sorpresas desagradables como este año, donde coqueteó hasta el cierre con la B Metro. La historia del Decano lo obliga a recuperar protagonismo y pelear por el ascenso a Primera.