Distintas realidades. La de hace 40 años atrás bañado en gloria, colgándose la medalla más importante hasta el momento de su vida deportiva y recordado en una noche donde los campeones de 1978 dieron la vuelta olímpica en el Centenario. La imagen actual es otra. Un equipo deshilachado, que jugó su peor partido del campeonato y en un partido con pocas emociones, terminó perdiendo de local ante un Agropecuario que tuvo un par de prácticas con el nuevo DT.

Al hincha cervecero le duele este contraste, esta mezcla que se genera entre los recuerdos y la realidad. Lo heroico de hace cuatro décadas contra una temporada que pinta ser para el olvido y que, encima de todo, empieza a ser preocupante, no solo desde los rendimientos, sino también en los resultados.

Mientras se esperaba por recibir a los campeones, Quilmes y Agropecuario se tantearon bastante durante cuarenta y cinco minutos en la que Tomás López tuvo la única oportunidad clara, al mandar un cabezazo al palo, tras un centro de Matías Noble. Buena presión ofensiva, algunos rasgos positivos por los costados ante un adversario que recién se está conociendo con De La Riva, entrenador que firmó su contrato hace tres días atrás.

El entretiempo fue lo más emocionante de la noche, con buena parte de aquellos futbolistas que vencieron a Central en Arroyito hace cuatro décadas atrás dentro del campo de juego recibiendo aplausos de todo el estadio. Quizás, la noche futbolística tendría que haber terminado en ese momento…

Porque lo mostrado por el Cervecero en la etapa complementaria fue de lo peor en cuanto a rendimiento general de todo lo que mostró en el certamen. A la falta de ideas y sin aún mostrar un patrón de juego, se notó un elenco que no pudo sobresalir ni individual ni colectivamente. Al apunto que casi no pateó al arco durante esa etapa y encima, se vio alterado desde el tremendo cabezazo de Cristian Barinaga (NdeR: hizo inferiores en el QAC), que se clavó en el ángulo.

Si cuando le toca hacerlo con cierta tranquilidad le cuesta horrores, cuando está presionado y alterado por las circunstancias, el rendimiento es todavía peor. Cuando debe ser protagonista y mostrar una actitud más ofensiva que su rival, el equipo no parece dar la talla. Otra vez se notó y volvió a quedarse con las manos vacías en su cancha.

Una actuación que preocupa y presiona de cara a lo que viene. Pero que también duele, principalmente por sentirse cada vez más lejos de aquel conjunto que glorioso que supo ser.

Foto: QAC oficial