En plena etapa de cruces definitorios entre los cuatro principales candidatos a los dos tickets por el ascenso directo, toda victoria que se consiga termina siendo un golpe y una inyección importante a futuro. Y si lo logra aquel elenco que está en la punta, como es el caso de Argentino de Quilmes, el resultado se disfruta más, teniendo en cuenta que le permite sacar una distancia considerable con sus más inmediatos perseguidores. Le ganó a Armenio y celebra toda la barranca.

El equipo de Pedro Monzón parece haber aprendido la lección después de una derrota increíble sobre la hora, también jugando en su cancha. Ante un adversario que llegaba con la necesidad de acortar la diferencia de puntos, no se volvió loco, supo golpear ante cada avance rival y, sobre todo en el segundo tiempo, sacó diferencia ante un Armenio cansado después de su excursión del fin de semana en la Copa Argentina.

El primer tiempo fue muy parejo, con la visita manejando mejor la pelota y siendo un poco más profundo que el Mate, que de a poco fue reaccionando y también puso en aprietos al fondo rival. Y cuando el encuentro parecía dejar todo abierto de cara a la segunda etapa, el líder marcó un gol clave: centro desde la izquierda que no terminó despejar la defensa visitante y Franco Cristofanelli, entrando a la carrera, colocó el balón cruzado y esquinado contra un palo.

La ventaja le dio tranquilidad a Argentino en medio de un juego que se volvió mucho más luchado que jugado y complicó a Armenio, que con el correr de los minutos se fue quedando físicamente y empezó a no mostrar respuestas para equilibrar la historia. Un tiro libre del propio Cristofanelli fue la más clara del Celeste en esa etapa, pero terminó defiendo la ventaja con uñas y dientes dentro del área.

La victoria no fue una más y se celebró con la importancia que significan estos tres puntos. Por la recuperación luego del último traspié, la diferencia que le saca a un adversario directo y porque se mantiene en la cima, agigantando cada vez más la chance de dar la vuelta olímpica.

Foto: Mate Eterno