La Selección Argentina cerró de manera brillante su participación en el Open de Montreal. El Equipo BC1/2, integrado por el quilmeño Luis Cristaldo, uno de los mejores exponentes de la disciplina en el país, Jonathan Aquino, Mauricio Ibarbure, Sebastián González y Ailén Flores, venció a Brasil por 6-4 en el partido decisivo y se subió a lo más alto del podio. El torneo es uno de los más importantes del circuito y participaron ocho de los diez mejores equipos del planeta.

De menor a mayor. Así fue el camino del elenco nacional hacia el título. Tras un debut con derrota ante Holanda (10-1), el seleccionado argentino superó por 8-3 a Eslovaquia y luego empató con Rusia (5-5) para lograr el pasaje a la semifinal, donde venció por 7-2 a Portugal. En la final, estuvo siempre en desventaja, pero logró remontar un 3-1 y luego un 4-3 para meter tres bochas en la última manga y festejar. Dentro de un nivel muy elevado, los chicos estuvieron a la altura.

Por otro lado, en Parejas BC3, Argentina no pudo pasar la primera ronda. El equipo integrado por María Belén Ruiz, Stefanía Ferrando y Angel Anzalas tuvo dos derrotas y dos triunfos. Perdió con Francia (9-0) y Brasil (6-1), y luego se recuperó con victorias ante Colombia (6-0) y Singapur (3-2). No fue suficiente para pasar de ronda.

Un poco de historia

El juego de boccia es un deporte adaptado desde 1970 para personas con parálisis cerebral y discapacidad motriz que utilizan sillas de ruedas. Los atletas están divididos según sus clasificaciones funcionales, que son cuatro: BC1, BC2, BC3 y BC4. Se pueden jugar en Individuales, por Parejas o en Equipos, y en todas las pruebas pueden participar hombres y mujeres en la misma categoría. El juego en sí es similar a las bochas tradicionales. La adaptación, claro, está en este caso en el peso de las bochas.