Nacido y formado deportivamente en nuestra ciudad, Gustavo Pratto ya lleva una década y media radicado en España. En los primeros tiempos para terminar de redondear una gran carrera como jugador profesional. Pero ya desde hace un rato largo, disfruta de su nueva pasión, la de entrenador. Charlando con DQ desde Valladolid, hizo un repaso de su actualidad, con dieciocho jugadores dentro del World Padel Tour y con la Academia que también dirige.

“Hace prácticamente siete años que comencé esta etapa como entrenador/formador y la verdad tuve mucha suerte porque me fue mucho mejor de lo que esperaba. Desde que me retiré, tuve la suerte de entrenar a las mejores parejas del mundo. Actualmente estoy entrenando a dieciocho jugadores que participan del circuito mundial”, comenzó Pratto la entrevista con DQ Radio (FMQ 93.5).

- ¿Cómo hacés para entrenar a tantos jugadores a la vez?

- La realidad es que cada uno de ellos cuentan con un grupo de trabajo que es individual, que incluye preparador físico y psicólogo deportivo. Mi parte es trabajar de forma mancomunada con cada cuerpo técnico. Sería algo así como el jefe del grupo. La realidad es que puedo dirigir a tantos a la vez porque mi premisa siempre es la misma: todo jugador tiene cosas por mejorar, no tengo trato preferencial con ninguno, a todos los trato por igual.

- ¿Pero se trabaja de forma especial cuando se entrena a los mejores del momento?

- Obviamente todo lo que hagan tiene más repercusión por su exposición, pero para mí son chicos en busca de un objetivo, nada más. Es fundamental quitarle importancia y dedicarse a intentar ganar partidos. Los rankings no son para mí. Solo intento que mejoren cada día.

- Hasta el año pasado también trabajabas con otro quilmeño, Luciano Capra, que viene avanzando en el circuito.

- Si, con Lucho tenemos una relación especial. Siempre lo entrené desde que llegó a España, nos queremos mucho. Aparte, al ser quilmeño imaginarás que tengo mi corazón con él. Aunque no sea su entrenador, siempre voy a querer que gane torneos y que sea el mejor. Eso nada lo podrá cambiar. Además de él, también entrené a otros quilmeños: Maxi Cejas, que se volvió a Argentina por no adaptarse y también a Guga Vázquez que está radicado en Bilbao y cada tanto entrená por acá.

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- ¿Cómo viene el trabajo con los chicos de tu Academia?

- La escuela ya tiene varios años, pero fue creciendo con el tiempo. Ahora es un club mucho grande, con todas las comodidades, que se transformó en una academia a nivel mundial. Obviamente que todo el trabajo es muy artesanal y la base es poder ser buen profesor y que los jugadores quieran que vos los entrenes.

- ¿Te sentiste entrenador toda la vida?

- La verdad que sí. Antes no se ganaba tanta plata dentro del padel profesional, inclusive llegando a ser número 4 en el mundo, por eso fui jugador y entrenador a la vez. Lo vengo siendo desde los 18 años. Con el paso del tiempo fue aprendiendo cosas, entre otras a adaptarme a las necesidades de cada jugador. Me siento muy cómodo en el rol y lo disfruto mucho más que cuando jugaba.

- ¿Tenés el ojo clínico para saber si un chico va a poder desarrollar una carrera en este deporte?

- La verdad que lo principal siempre va a ser el costado mental. Lo primero que les digo a los padres es tu hijo va a jugar todo el tiempo que él quiera jugar al padel. Esto tiene que ver con la pasión y con disfrutar lo que hacés. Después, todo se puede mejorar.