Al igual que el verano pasado, donde también habían quedado entre las mejores, el elenco quilmeño llegó al partido definitorio con puntaje ideal (12 puntos), después de cuatro triunfos en cadena. “Teníamos muchas ganas de volver a jugar por los puntos. Entrenamos muy poco en el año, pero no importó porque fue una felicidad enorme el poder tener competencia”, cuenta Martínez en entrevista con DQ Radio (FMQ 93.5).

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- Igualmente el rendimiento fue muy bueno, fueron de las mejores del torneo.

- Si, tenemos un buen equipo y por eso, pese a que enfrentamos a rivales fuertes, pasamos la ronda inicial casi sin inconvenientes, ganando todos los partidos 2-0. En la final fue diferente, porque se jugó una semana más tarde y debimos enfrentar a Vélez, que también cuenta con varias jugadoras de la Selección Juvenil. Encima nosotras perdimos varias jugadoras que debieron viajar a competir con otros equipos, pero luchamos hasta el final.

- ¿Cómo te sentiste en lo personal después de un 2020 con mucho entrenamiento pero nada de competencia?

- Fue súper lindo. Al principio tenía un poco de miedo por el físico, ante la poca preparación previa, por eso fuimos rotando bastante durante el torneo, siendo consientes que no era conveniente que todas nos exijamos al máximo en cada partido. La idea principal era disfrutarlo, pasar un rato, obviamente con la idea de llegar lo más lejos posible.

- ¿Cómo fue tu transición del indoor a la arena? ¿Lo disfrutás de la misma manera?

- Mi llegada al beach fue rara. Estudiando el profesorado de educación física en el Romero Brest nos salió la posibilidad de ir a jugar a Brasil con universidades locales y de otros países de la región. Nos anotamos y fuimos, sin tener demasiada idea de cómo se jugaba porque fue en 2017 antes del boom que se dio en los Juegos Olímpicos de la Juventud.

- Más allá de algún próximo torneo que tengan por delante, ¿te imaginás ligada al beach en un futuro?

- Si. Es un deporte que me encanta. Es muy dinámico, divertido, jugás con música… es un ambiente completamente distinto al handball tradicional. El indoor es mucho más serio y en la arena se vive todo de forma mucho más descontracturada. El único problema es que en Buenos Aires no hay clubes que tengan la disciplina durante todo el año, pero si surgiera una posibilidad, no lo dudaría.

Foto: Germán Páez