"El recuerdo de llevar la camiseta nacional en los Juegos Olímpicos es el orgullo más grande de mi vida deportiva".

- ¿Qué recuerdos tenés de tu participación en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84?

- Por un lado hermosos, ya que participar con 18 años de un Juego Olímpico es algo absolutamente inolvidable. Pero, por el otro, en la parte deportiva, no fue tan bueno porque no pude rendir como lo esperaba. Hubo alguna desinteligencia con los técnicos que nos acompañaron en relación a los horarios de las competencias, los nervios… en fin, falta de experiencia. En aquella época los deportistas no viajábamos con nuestros entrenadores, así que dábamos una ventaja muy grande. No logré cumplir con la estrategia y quedé afuera de la final, que era el objetivo. A la semana siguiente, en el Panamericano Juvenil que se realizó en Bahamas, hice el record nacional de 3000 metros (9:34,7), marca que me hubiera puesto en la final olímpica. Igualmente el recuerdo de llevar la camiseta nacional en los Juegos es el orgullo más grande de mi vida deportiva.

Liliana Mariel Góngora siendo reconocida por su trayectoria deportiva en los Premios DQ 2017.

- ¿Qué te genera ver que después de tanto tiempo seguís estando dentro del Top Ten de los medio fondistas argentinos?

- Mucho orgullo, pero también me preocupa por la actualidad del atletismo argentino. Realmente uno toma conciencia de lo que hizo con el paso del tiempo. Cuando corría no tenía noción sobre lo que iba logrando, no le daba tanta trascendencia. En cambio ahora, de grande, cuando comenzás a enumerar los logros, cuando ves las marcas, pensás: ¡valió la pena tanto esfuerzo!. En cuanto a los records, me pone contenta cuando alguna de las chicas lo mejoran, como el de 800m de Menores que estuvo más de 30 años para que lo batan. No debería pasar tanto tiempo, algo estamos haciendo mal.

- ¿Cómo ves al atletismo nacional?

- Con muy pocos logros y eso que, con las becas del ENARD y de la Secretaria de Deportes, hay mucho más apoyo del que había en mi época. Igualmente cuesta mucho llegar. Hay muchos chicos, como los de San Lorenzo, que tienen muchas condiciones, pero se les hace muy duro ya que si no sos el número uno absoluto nadie te apoya. Así, quedan muchos en el camino, porque a los 17 años, en lugar de comenzar a entrenar a full, optan por trabajar o seguir en la facultad, ya que el deporte no les brinda ninguna posibilidad de desarrollo y termina llegando solo aquel que tiene un sostén económico, mientras que muchos con gran talento optan por abandonar.

De tal palo...

Julián Gaviola

Dicen que el fruto nunca cae lejos del árbol. Y tal es el caso de Julián Gaviola, quien extiende el legado familiar de Liliana Góngora, su madre y mayor medio fondista argentina de la historia. “Ella es mi ídola. Tener a una olímpica en tu casa te motiva en todos los aspectos”, explica el joven que representa a San Lorenzo de Almagro, donde es entrenado por su padre, el también atleta, Ricardo Gaviola, y que se erige como una de las esperanzas del atletismo argentino en la especialidad de los 800 metros.

"Mi mamá no quería que hiciera atletismo. Sabía que era muy sacrificado y muy solitario, pero al verme en el Sudamericano de mayores se alegró mucho”.

“De más chico sentía como una carga el ser hijo de ella, una atleta olímpica, me autoexigía demasiado y no lo disfrutaba, pero con el tiempo empecé a correr para mí y no me dejé llevar por su figura”, rememora Julián y se emociona con el gran momento que está viviendo en su carrera deportiva: “en mis inicios, mi mamá no quería que hiciera atletismo. Sabía que era muy sacrificado y muy solitario, pero al verme en el Sudamericano de mayores se alegró mucho”.

Con un prometedor futuro por delante, Julián levanta con orgullo la antorcha dejada por Liliana pero, a su vez, sabiamente hace su camino, a lo largo del cual ya ha comenzado a escribir sus propios capítulos en la historia del atletismo nacional.