Luego de que en una pelea brillante Sergio Maravilla Martínez venciera a Kelly Pavlik, coronándose, el 17 de abril, campeón de los Medianos (CMB y OMB), el mundo cayó rendido a sus pies. Dueño de un boxeo elegante y carismático como pocos púgiles argentinos, ya nadie discute su pertenencia al selecto club de los mejores libra por libra. Tal es la admiración que despierta que, mientras viajaba a Méjico para recibir su flamante faja, desde la OMB se ahogaron en elogios, nombrándolo Supercampeón.

Maravilla aprovechó su estadía en el DF azteca para conocer la Basílica de Guadalupe donde, al pie del cuadro Gigante de la Virgen Morena, oró unos segundos y dio gracias por su presente exitoso. Luego, acompañado por José Sulaimán, presidente del CMB, asistió al hospital 20 de Noviembre del ISSSTE para visitar el pabellón de niños enfermos de cancer. Quien mejor que este campeón para hablarle a estos chicos sobre lo que vale la perseverancia, arrancando sonrisas y levantando el ánimo para que continúen luchando por su recuperación.

En todo momento, Sergio estuvo seguido por una escolta de amantes del boxeo que querían el autógrafo y la foto del triple monarca mundial. Sin embargo, alejado del ruido, el Campeón le busca otro perfil a su corona: "mi título me da una voz y la voy a utilizar en un esfuerzo de proteger a las mujeres de la violencia y el abuso", explicó, haciendo referencia a la fundación contra la violencia de genero que decidió comenzar al enterarse que el púgil venezolano Edwin Valero había asesinado a su mujer y luego suicidado mientras se encontraba detenido en Caracas.