El partido estaba duro y el equipo no le encontraba la vuelta a la cosa. Hasta que en el segundo tiempo se apuró en un corner y después de una serie de rebotes, su delantero de área terminó metiendo la pelota en el arco. Ese gol fue el bálsamo para un Quilmes que hasta ese instante seguía mostrando gran parte de las carencias futbolísticas de los encuentros anteriores. El crecimiento estuvo en la actitud y las ganas exhibidas. A partir de la diferencia en el marcador, varias individualidades mejoraron su nivel. Un triunfo que sienta bien.

El resultado era importante en esta fresca noche de viernes en el Centenario, por eso se celebró el triunfo conseguido por el QAC. Porque sirve para subir en la tabla, para reacomodarse cerca de los de arriba. Pero más allá del triunfo, queda poco más por rescatar…

Es que, el Cervecero volvió a parecerse al equipo de las jornadas anteriores, a la hora de la tenencia de la pelota. Errático, falto de ideas, sin un estilo de juego claro y puro, al que le costó horrores poder generar situaciones de peligro en el arco contrario. Eso si, a diferencia de los compromisos con Merlo y Ferro, cambió el chip de la actitud y sus futbolistas mostraron otra marcha y mayor ambición dentro del terreno de juego.

Pese a eso, el encuentro fue parejo (la mejor oportunidad de gol en al primera parte fue para la visita, con Oviedo rematando desviado ante la salida de Dulcich) y recién comenzó a abrirse un poco a partir de la expulsión en el Quemero. Lemos había sido amonestado en el arranque del juego y al comienzo del tramo final, se lo llevó puesto a Cauteruccio, ganándose su salida de la cancha. A partir de eso, Huracán comenzó a resignar posibilidades en ofensiva.

De cualquier manera, el gol tardaría varios minutos en llegar. Pero en medio de tanta intrascendencia, los de Caruso aprovecharon bien una pelota quieta y celebraron con la aparición de Facundo Diz, que debutó en la red con la casaca cervecera. Y enseguida, en una ráfaga de goles, llegó el segundo gracias a una exacta peinada de Caneo.

A partir de eso, el resultado quedó sellado. Esa desventaja en el tanteador era demasiado grande para un Huracán limitado y sin fuerzas anímicas para sobrevivir a una nueva derrota en el torneo. Por eso, Quilmes sin hacer demasiado gasto más (tuvo una clara Iglesias, que no pudo rematar) se llevó la victoria casi sin sufrir.

Un triunfo que le rinde mucho desde lo numérico. Que le alcanza para seguir trabajando en búsqueda de una versión mejorada de un equipo al que todavía no le sobra tanto para meterse en la pelea.