Se terminó de confirmar la noticia que muchos imaginaron desde el mismo momento en que fue anunciado el período de licencia. Finalmente, desde la tarde de ayer Jorge Mañez dejó de ser el Presidente del Quilmes Atlético Club. El propio protagonista en una conferencia de prensa explicó los motivos de su renuncia. El principal desencadenante fue un poder debilitado y que quedó en evidencia, a partir de los últimos acontecimientos y cambios en lo futbolístico. “Los socios me eligieron como dirigente de la institución, no para ser dirigido”, fueron sus palabras de despedida.

Solo en la Sala de Conferencias de la sede social, el ahora Ex Presidente hizo frente a los micrófonos para decir su verdad, aunque su enojo ya había quedado a trasluz en el último tiempo. En un breve comunicado explicó: “Doy un paso al costado porque no puedo cumplir con los compromisos que había asumido” y agregó “Yo acepté el cargo para ser el Presidente del Quilmes Atlético Club, para dirigir los destinos del decano del fútbol argentino y no para ser dirigido". Sin hacer nombres propios, las criticas de Mañez parecen tener como único destinatario a José Luís Meiszner. Aunque sobre ese tema solo se limito a decir “Si me casé enamorado y fui engañado, es problema mío”.

Ante la posibilidad de prolongar su licencia para repensar la decisión, comentó que “Una situación como esa generaría seguir coqueteando con el club y con mi persona”.

También hizo mención al futuro y a la oportunidad de seguir ligado a la institución: “Nadie me va a prohibir ser hincha de Quilmes y amar a este club, pero en estas condiciones no me siento capacitado para mantenerme en la dirigencia”.

De esta manera, se corta un mandato que había arrancado hace apenas un poco más de 7 meses (ganó las elecciones del 7 de octubre) y se transforma en el segundo presidente que renuncia a sus funciones en apenas dos años. Indudablemente, algo poco común y entre los cuales se pueden enlazar puntos de comparación.

A partir de esta situación, Juan Carlos Garbaccio, Vicepresidente 1º y presidente del Consejo de Fútbol, ocupará su lugar de manera interina. Aunque, por su poco apego a las cuestiones protocolares que generan un puesto de esa índole, habrá que ver sus ganas de mantenerse en el cargo por un tiempo prolongado.

A partir de ahora, se abre un manto de sospecha sobre lo que pasará de cara al futuro. Lo cierto es que Quilmes vuelve a vivir otro episodio de rebeldía institucional, con la sombra de Meiszner de por medio. Un costo demasiado caro para un club que, indudablemente, no puede independizarse detrás de su figura.