Como si unir a nado el continente europeo con el africano no fuera suficiente proeza, el quilmeño Omar Pineda aprovechó su estadía en el Viejo Mundo para cumplir otro desafío: hacer el cruce del mítico Lago Ness, supuesto hogar de Nessie, el más famoso mounstro de Escocia.

“Después de haber cruzado dos veces el Nahuel Huapi el otro lago, con características similares y también con leyenda incluida, es sin dudas el Ness”, explica el nadador y agrega más datos: “Está ubicado en un paralelo similar pero en el Hemisferio Norte y es el más frio de Escocia, con una profundidad que oscila entre los 240 y 290 metros”.

Con la colaboración del pintoresco capitán escocés John Northcote, quien se encargó de tramitar los permisos ante guardacostas y de guiarlo en el trayecto, Pineda se lanzó a las frías aguas en el mediodía del sábado 8 del mes pasado. “Amaneció lloviendo ¡como todos los días en Escocia!”, ríe Omar, pero rápidamente se pone serio: “La temperatura era de 8,5 grados y John me dijo que no podíamos retrasar el cruce porque los guardacostas le habían informado que para el domingo, además de lluvia, se pronosticaban fuertes vientos del Norte que harían imposible la prueba”.

En al muelle de Fort Augusta, cabecera del lago cuya longitud es de 23 millas, ambos aventureros se embarcaron para realizar el doble cruce en el ancho máximo del Ness. El sitio planificado fue entre Fraser Point y Gorry´s Cave, donde el espejo de agua alcanza las 1,7 millas (NdR: cerca de tres kilómetros).

“Me sorprendió ver que el agua era muy oscura, de color negro, y de buen sabor, es por eso que la utilizan para fabricar un whisky que tiene gran demanda en el mercado. Estaba a 9,4 grados y el guardacosta se negaba a autorizarnos el doble cruce, pero por suerte John logró persuadirlos”, rememora Pineda y se adentra en el desenlace de su nueva proeza: “llegamos en lancha hasta el punto fijado y me tiré. El agua, a pesar del traje, dolía de lo fría que estaba e impresionaba no tener nada de visibilidad. Le di para adelante y, a la hora de marcha, el neoprene ya no estaba cumpliendo su función. Tuve que ingerir te caliente azucarado, recobré el calor corporal y, así, logré completar el ida y vuelta, sumando unas 3,4 millas de nado”.

- ¿Cómo describirías esta aventura?

- Fue una experiencia realmente fascinante, en un lugar de una belleza increíble y con gente muy simpática que mantiene su buena onda a pesar de que les llueve todos los días. je!