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“Hace rato que teníamos el sueño de unir ambas costas a puro remo. La planificación del cruce desde Quilmes hasta Colonia nos llevó más de un año”, cuenta Guillermo Gaibar, uno de los siete aventureros locales que, contra viento y marea, lograron completar abordo de dos botes y un kayak los más de 42 kilómetros que separan la ribera argentina de la uruguaya. Una verdadera historia de perseverancia que llegó a buen puerto.

“Lo complicado no es la distancia. El desafío es el propio Río de la Plata por sus condiciones meteorológicas variables”, explica Guillermo y pasa revista a las tripulaciones: “en el Osado (doble par timonel) fueron los remeros Felipe Fernández, Miguel Armando y Ernesto Schneider, en el Facundo II (otro doble par) Julio Silva Croome, Jorge Gaidimauskas y Ricardo Estrugamou y yo abordo del Lacar, un kayak single cerrado”.

- ¿Cómo fue la logística?

- Hubo que notificar a las prefecturas argentina y uruguaya. Ambas nos autorizaron y, para garantizar la seguridad, pusieron una embarcación Hurricane, una moto de agua y un semirígido. Nosotros tuvimos que equiparnos con bengalas, compás náutico, GPS, radio VHF, palas de repuesto, cabos de rescate y bombas de achique, además de sumar una embarcación de apoyo propia.

- Y finalmente zarparon…

- Sí, a las 8.20 partimos del Náutico rumbo 055 a Colonia. Al salir comprobamos que tendríamos viento en contra, lo que suponía un esfuerzo extra.

- ¿Los complicó mucho?

- La intensidad fue bajando y al pasar por el Canal Emilio Mitre era casi nulo. Luego de unos kilómetros empezó a soplar viento SE y, de una pileta, el río se transformó en olas que golpeaban de costado y luego de frente. También comenzó a crecer, provocando una corriente lateral. Ahí recordás que el que siempre manda es el río.

- Pero pudieron superarlo…

- Estando a 5 kilómetros, Colonia parecía al alcance de la mano, pero era imposible avanzar juntos. Al separarnos, y ser botes tan bajos, perdimos contacto visual entre nosotros. Pala y pala llegué al Canal Costanero y, a las 16.20, estábamos todos en el Puerto Deportivo.

- ¿Y ahora qué sigue?

- Los botes quedaron allá, entonces continuaremos la aventura ya sea volviendo a Quilmes o costeando la orilla uruguaya hasta Tigre.