Por Leonardo Testa

De no creer. Al igual que le sucediera a las chicas la semana pasada, los varones de Quilmes A vieron como se les escapó de forma increíble la victoria ante BaNaDe, en su primer encuentro como local en la temporada. Los dirigidos por Mariano Ronconi tenían el encuentro controlado, pero habían decidido defender el triunfo parcial muy cerca de su arco…y en la última jugada del encuentro, la visita pudo alcanzar el empate, inundando de malhumor las instalaciones del Estadio Nacional.

El primer tiempo fue opaco y aburrido. El QAC buscaba encontrar el primer gol, pero sin lograr penetrar las líneas defensivas de BaNaDe, que apostaba a la presión y contraataque. Sin embargo, ninguno de los dos equipos logró generar peligro en el arco rival.

Para la segunda mitad, ambos conjuntos salieron con el mismo libreto que venían mostrado desde el principio del juego, por eso el partido era pobre en emociones. El conjunto de Mamo Ronconi era quien tenía la bocha en su poder, pero siempre terminaba fallando en el último pase.

El momento de mayor tensión ocurrió tras una serie de protestas del conjunto visitante, cuando el DT cervecero se cruzó en una fuerte discusión con Pablo Burro Urio, del elenco visitante. Fue un momento de declaraciones picantes. A partir de ese incidente, el clima del partido cambió, Urio comenzó a calentar el encuentro por demás y las protestas empezaron a ser generalizadas. Se hablaba más de lo que se jugaba.

En la jugada siguiente, a través de un corto, el Cervecero logró abrir el marcador de la mano de Gabriel Encinas. La visita tuvo que salir en busca del empate, y con más ganas que juego logró arrinconar a Quilmes contra el arco defendido por Leandro Zenatto. Y en la última jugada del encuentro, tras una serie de rebotes, Agustín Pessolano marcó la igualdad final.

Un empate que dejó la sensación de dos puntos perdidos y una historia que, con apenas siete días de diferencia, volvió a repetirse para la bronca de todos los cerveceros.