La alegría todavía se vive entre los integrantes del plantel de la UNQ. Es que, el equipo se dio un gusto bárbaro el fin de semana, al derrotar a la Universidad de La Matanza, que en este arranque de temporada aparecía como puntero en las posiciones. Se trató de un encuentro duro, en el que hubo lesionados, pero que sin haber sufrido la ausencia de jugadores como en el partido anterior, los quilmeños mostraron su mejor cara y se llevaron el triunfo por 13 a 9.

La unión del plantel fue clave en este gran paso que dio la Universidad Nacional de Quilmes. El grupo entero se dio cita a este compromiso tan importante, apoyando y respaldando a una formación que necesitaba de todos sus integrantes para sacar adelante este difícil enfrentamiento.

Concentrados y bien metidos en lo que debían hacer desde el comienzo del juego, el equipo no mostró demasiadas fisuras durante los ochenta minutos. Entró a la cancha pisando firme, pero sin olvidar cuales son sus verdaderos objetivos. Por eso, nunca dejaron de luchar, generándole dudas a un adversario que nunca pensó que iba a encontrarse con tanta resistencia dentro de la cancha. Eso se tradujo en errores que se transformaron en penales, que favorecieron al andar de los locales.

La UNQ comenzó a sumar puntos con un penal y un acierto a los palos. Además, los quilmeños mejoraron muchísimo el rock, recuperando pelotas y plantearon buenos mauls. Hubo mucho juego de los backs, que mostraron bastante firmeza.

El partido finalizó y llegó el momento del gran festejo de todo el elenco de la UNQ, al poder plantear lo que se venía entrenando y poder ganar de esa manera. El único dato negativo de la jornada es la despedida de Martín Balmaceda, un referente del equipo, que ha decidido tomarse un tiempo para darle prioridad a su vida personal y profesional.