Espectacular. Una sola palabra basta para describir la gigantesca actuación de Sergio Martínez ante Julio César Chávez Jr en Las Vegas. Durante todo el combate marcó el ritmo de pelea, dominó constantemente el ring, atacó sin cesar y humilló al mejicano. Espectacular también fue la incertidumbre cuando en el último minuto del duelo un cross de izquierda de un Junior que parecía muerto mandó a la lona a Maravilla. Sin embargo, volvió a ponerse de pie e increíblemente los jurados hicieron justicia: por decisión unánime, la faja verde y oro de los Medianos volvió a su verdadero dueño. Para el Rey lo que es del rey.

Diez años atrás, cuándo aún inexperto en la elite del boxeo mundial, sufrió su primer derrota al ser noqueado por Antonio Margarito en esta misma ciudad, Martínez había prometido volver para triunfar. Y lo hizo. Regresó y dio una cátedra de pugilismo justamente ante otro mejicano, al que apabulló a lo largo de 11 vueltas, dejándolo sin invicto y sin la corona de las 160 libras, aquel cetro que nunca debería haber dejado de estar en su poder si no fuera por los manejos turbios del CMB. Por todo esto, su victoria ante el Hijo de la Leyenda fue la venganza perfecta, en una noche de furia en la que, para agregarle heroísmo, luego se supo que combatió desde el cuarto round con su potente mano zurda quebrada, motivo quizá por el cual no llegó el ansiado nocaut y lo dejarará fuera de acción hasta 2013.

Dado el desarrollo del pleito, no tiene sentido realizar un detalle pormenorizado de los asaltos ya que, exceptuando el último, en el cual el Junior (46-1-1 / 32 nocauts) estuvo a punto de noquear con un cross izquierdo al quilmeño, Maravilla (50-2-2 / 28 nocauts) fue quien siempre se mostró con la ambición de ganar. Entrando y saliendo constantemente, pegando a placer, tirándose contra las cuerdas para salir golpeando y caminando el cuadriláterocomo solo los grandes saben hacerlo. Por si fuera poco, como es habitual en él, todo esto lo hizo con la guardia baja e invitando -y sobrando- a pelear a un Chávez que, temeroso, nunca entró en combate y se limitó prácticamente a cubrirse y dejar pasar las vueltas, quizá esperando una mano salvadora, esa que justamente casi se le da a un minuto de finalizar la pelea.

En resumen, el argentino realizó un trabajo brillante, mostrándose en una faceta poco conocida en él: la de ser el responsable del ataque continuo. Y lo hizo con lucidez y calidad, sin dejar dudas, tal como lo demostraron las tarjetas: 117-110, 118-109, 118-109. Inmediatamente, tras el al fallo unánime, el inefable manejador de Chávez Jr., Bob Arum, habló de revancha, desafío que retrucó, guapo, Martínez: "Estaría bárbaro, le pegaría once rounds más. Si quiere la hacemos mañana mismo".

“Argentinos, tenemos un nuevo campeón”, abrió Maravilla su conferencia de prensa, en la cual analizó su desempeño. “Gané once rounds de doce. Me tomó con una mano muy bien. Eso fue lo que ocurrió. Me levanté y seguí peleando. Esperaba ganar este combate, soy el nuevo campeón. ¿Qué más pedir, no?" y adelantó cómo será su futuro: “el boxeo ganó credibilidad, quiero decir que ahora este nuevo campeón de peso medio va a medirse con los mejores. Quiero que los mejores tengan su oportunidad. No esperaré limosnas”. ¿Se vendrá Floyd Mayweather para completar la gloriosa campaña de Sergio Martínez?