Teniendo en cuenta el rendimiento del equipo, quizás haya que valorar el punto. Quilmes no tuvo su mejor noche y sufrió un largo rato ante un Lanús que lo asfixió, lo exigió y por momentos fue superior. De cualquier manera, el conjunto dirigido por Omar De Felippe volvió a mostrar su corazón, se entregó por completo y cerca del final podría haberse quedado con el triunfo ante un claro mano a mano que Cauteruccio desperdició ante Marchesín. En medio de una temporada con obligaciones permanentes, al menos sumó una unidad que le permite seguir descontando en la tabla de los promedios.

Noche de sufrimiento en el Centenario. Mucho tuvo que transpirar el Cervecero para salir airoso de una contienda, en la que se vio superado durante un buen rato por el elenco que dirige Guillermo Barros Schelotto. Principalmente, en la segunda mitad, donde un Mario Regueiro intratable, un solido Guido Pizarro y un peligroso Victor Ayala con las pelotas quietas, pusieron en aprietos a una defensa que fue tapado huecos como pudo.

Más allá de esto, queda en claro que el nuevo sistema que propone el entrenador, no le terminó de quedar del todo comodo al QAC, que no pudo tener demasiado la pelota y que vio como Cauteruccio por momentos quedaba demasiado en soledad en la ofensiva, debiendo retrotraer la jugada, a la espera de la compañía que debía llegar a la mitad de la cancha. A puro pelotazo, el equipo hizo lo que pudo cerca del arco contrario y, pese a todo, contó con un par de situaciones de real peligro.

Por su parte, lo de Lanús fue progresivo. Mientras en el primer tiempo logró ser desequilibrante por las bandas (otra floja tarea de Serrano y Lima), en el tramo final consiguió más profundidad aunque no contó con el mejor intérprete dentro del área, ante la desacertada labor de Castillejos. Igualmente, se las rebuscó para hacer revolcar a un seguro Trípodi, que en las más claras, le sacó un disparo al uruguayo Pereyra y controló un cabezazo del venezolano Vizcarrondo.

A esa altura, Quilmes ya se había convertido en Sportivo Garra y Corazón, peleando y luchando el partido, más que jugándolo. Ante una mitad de cancha errática, De Felippe movió fichas y puso a Telechea y Díaz en lugar de Romero y Garnier, aunque estos solo contribuirían con un poco más de aire fresco que sus remplazados. Pese a todo eso, contó con la mejor oportunidad de la noche con un mano a mano en el que Cauteruccio tardó en disparar y cuando lo hizo, el arquero Marchesín ya había achicado muy bien y mandó la pelota al corner.

Pero finalmente no se sacarían ventajas. Y lo que de antemano se pensaba como un mal resultado, quizás a la hora del balance de los noventa minutos, se haya transformado en un punto a valorar. Es que, en una jornada donde el equipo volvió a fallar futbolísticamente hablando, al menos no perdió y se permitió sumar una unidad más a su cuenta personal. El tiempo dirá si al final del camino este punto tiene el valor que hoy parece representar.