Si el balance de los noventa minutos había dejado un sabor preocupante en la boca, el gol en el segundo minuto de descuento del colombiano Duvan Zapata fue un golpe a la mandíbula difícil de soportar para Quilmes. El conjunto dirigido por Omar De Felippe se vio superado en varios pasajes del partido por un Estudiantes que hizo uso y control de la pelota, aunque no tuvo claridad en los últimos metros. El Cervecero, a los ponchazos, había llegado al empate a poco del final, pero en un par de centros sobre el mismo cierre del partido no pudo sacar la pelota del área y terminó sumando una derrota que lo dejó en descenso directo.

No hay caso, la racha negativa parece no querer acabar para el QAC. La actual, en la que ya suma siete juegos sin ver la victoria, y la histórica, en la que hace treinta años que no puede vencer a su rival de esta tarde-noche en calidad de visitante. Claro que, esta vez volvió a tener atenuantes futbolísticos: el equipo no jugó bien y cayó merecidamente ante un Estudiantes de mejor nivel individual.

Pese a eso, el comienzo del partido lo mostró a Quilmes decidido a presionar en ofensiva e intentando jugarle de igual a igual a su poderoso adversario. Pero esto duró hasta que el Pincha pudo hacer tenencia de pelota, lo que llevó a la visita a retrazar sus líneas en el campo y obligándolo a quedar mucho más lejos del campo contrario. Si no fuera por la falta de resolución y el poco peso mostrado dentro del área (no fue bueno el partido de Carrillo), el local podría haberse puesto en ventaja en el final de la primera parte.

Pero el Cervecero aguantó y llegó al tramo final con la expectativa de observar que hacía su rival. Confundido y atosigado por los minutos que pasaban y su falta de precisión en momentos claves de la jugada, los platenses comenzaron a dar ciertas ventajas que, un QAC errático y desgastado desde los físico en algunos, nunca supo aprovechar. Es más, todo lo contrario: fueron los dirigidos por Diego Cagna los que sacaron la ventaja en una subida de Leonardo Jara que tuvo todo el espacio a disposición para esperar a Román Martínez, que de frente al arco, puso el balón en el ángulo superior izquierdo de Trípodi.

Los cambios fueron manotazos de ahogado para un De Felippe que ya no sabía como cambiar el chip de su equipo. El local perdonó en un par de contras y eso le dio vida, para que a siete minutos del final, Cauteruccio armara un desparramo en el borde del área y favorecido por un par de rebotes, terminara fusilándolo a Villar cuando éste salía a achicar.

Parecía heroico. En medio de la nada, Quilmes encontraba un resultado que a esa altura, ya era más que positivo. Inclusive, pudo haberlo ganado si aprovechaba un momento donde Estudiantes se mostró groggy, como no entendiendo la situación. Pero la historia se daría vuelta: con un par de corners y la presencia intimadamente de Benítez, lo puso contra su arco. Y fue el propio Chino el que remató una pelota que quedó dando vueltas, Trípodi contuvo pero en el rebote Zapata fue más rápido que todos y puso el segundo.

Iban dos minutos de descuento y ya no había tiempo para más. Aparecieron las protestas (por un posible roce en un hombre de Estudiantes en uno de los últimos tiros de esquina) y la bronca se hizo general. Otro rendimiento del QAC que preocupa y que encima está acompañado por una nueva derrota fuera de casa. Presente negro, justo en la fecha en la que el descenso empezó a acosarlo como nunca hasta ahora.