Lanús y Quilmes reglaron un partidazo en el cierre de la fecha. Muchas emociones, un vértigo impresionante, alteraciones en el marcador, un árbitro que dejó dudas en algunos fallos y un empate final que dejó conforme a todos. A los locales porque, a pesar de cortar su racha ganadora, les sirve para mantenerse en soledad en la punta de la tabla. Mientras que para el Cervecero, aunque no supo aprovechar la ventaja, porque hizo transpirar al mejor equipo del torneo, jugando con un futbolista menos durante setenta y cinco minutos y encima, sumó una unidad que le sirve para sus aspiraciones.

Difícil hacer un balance general de la actuación del QAC en un cotejo con tantas alteraciones. Lo más importante de los dirigidos por De Felippe se vivió en el primer cuarto de hora, donde le jugó de igual a igual al líder y lo complicó, al punto de ponerse rápidamente en ventaja: Chirola Romero lo vio a Gustavo Oberman, que se filtró entre los centrales y la colocó cruzada a la salida del arquero. Todo alegría, aunque las cosas comenzarían a cambiar…

La primera complicación fue la lesión de Telechea, apuesta tras la baja de Menéndez y que solo duró un poquito más de un cuarto de hora en cancha. Justo en ese momento, Patricio Loustau arrancó con su desfile de tarjetas amarillas para los futbolistas visitantes (la mayoría de ellas por supuesta demora), que desembocó en la expulsión de Jacobo Mansilla cuando apenas se jugaba media hora de partido. Quedaba claro, había que aguantar.

Sin tanta precisión, Lanús fue para adelante y por vía aérea podría haber igualado en un par de situaciones, bien controladas por Trípodi. Mientras tanto, el Cervecero se amoldaba a su nuevo papel: esperar y apostar a los contraataques.

Un cambio de piezas en el entretiempo de parte del Mellizo Guillermo, le dio más capacidad de desborde a Silvio Romero (una de las figuras del partido) y más profundidad al Granate. Pero en el momento menos pensado, Quilmes metió un ataque mortífero. En tres toques Fernando Elizari (el mejor jugador del QAC) quedó mano a mano con Marchesín y definió contra un palo para estirar la diferencia.

Podría haber sido un cachetazo letal, pero los dirigidos por De Felippe pifiaron en una y le dieron la chance de revivir a su rival. Un par de minutos más tarde, y tras un centro cruzado, Silvio Romero agarró una volea y colocó la pelota en el segundo palo. Y para colmo de males, cuando la visita quiso reaccionar, el árbitro cometió el error más grosero del juego, al no sancionar un claro penal de Marchesín sujeto del brazo a Oberman dentro del área. Claro penal que Loustau decidió obviar.

Pero las malas no terminarían ahí, porque velozmente el Grana empató la historia con una media vuelta de Pizarro, alcanzando un empate que un instante antes parecía lejano. A esa altura, Lanús ya se lo llevaba por delante a un Quilmes que no se rendía pero, con un futbolista menos, debió asumir un rol de partenaire. Así, a pura angustia, fue el tramo final de un encuentro, en el que a fuerza de aguante, el QAC logró sacar adelante un empate de forma heroica.

A la hora del balance final, el empate terminó gustando. Por la importancia del adversario, porque el equipo mantiene su alza y por haber sabido como dejar atrás la enorme cantidad de vicisitudes en contra que le tocó vivir. Y principalmente por el punto que consiguió para la tabla de los promedios, que le permite achicar un poco más la distancia del objetivo que lo mantendrá pendiente hasta finales del mes de junio.

Hinchas demorados

Los hinchas de Quilmes, que se trasladaban en una caravana de doce micros hasta la cancha de Lanús, se enfrentaron con la Policía en el Puente Pueyrredón de Avellaneda y luego fueron detenidos en la Avenida Pavón a la altura de Gerli. Por estas horas aún hay 140 detenidos, entre mayores y menores, alojados en las seccionales 1ra, 2da y 3ra de Avellaneda por resistencia a la autoridad, daños y lesiones.