Quilmes se vuelve de Córdoba con más preguntas que las que tenía cuando viajó hacia la provincia mediterránea. El equipo tuvo una actuación decepcionante y fue claramente superado por un Belgrano que hizo gala de su juego práctico y rendidor, encendiendo las alarmas de cara a su futuro. Un equipo timorato, que dio muchas ventajas y que nunca encontró la forma de cambiarle la mano a un partido que siempre lo vio a contramano. De esta manera, los dirigidos por De Felippe comienzan a complicarse seriamente con los promedios.

Noche de terror para el Cervecero. Dubitativo, equivocado, entregado, términos que el equipo fue entregando con el correr del partido, ante un adversario que jugó uno de los mejores encuentros de la temporada, para terminar justificando la enorme distancia que mostró el marcador final. Duro cachetazo y en un momento delicado de la temporada.

Si bien, una derrota iba a llegar en algún momento de la temporada, también es cierto que hay formas de perder. Y el QAC lo hizo de la peor manera, dando una innumerable cantidad de ventajas que fueron a provechas por un conjunto vivo e inteligente como el cordobés. En el arranque mismo, con Melano que advirtió el horror de Martínez en una salida para poner el primero.

Eso soltó al local, que siguió mordiendo y asfixiando, pero agregándole más posesión de balón. Y en uno de sus avances, Fernando Márquez sacó un disparo viboreante, que descolocó a Trípodi y se coló con violencia en el arco, para estirar la ventaja y empezar a darle tintes de irremontable a un partido que ya era un sufrimiento para los dirigidos por De Felippe.

Y para colmo de males, en el comienzo del segundo tiempo sufrió el golpe de nocaut: un mal retroceso en una pelota a quieta en su favor, dejó a tres rivales solos con el arquero y, tras un centro de Márquez, Farré convirtió el tercer tanto que sentenció la historia. A partir de ese instante, el Cervecero fue un cumulo de voluntades que intentó achicar la distancia en base a ganas y esfuerzo, pero con poca lucidez en sus ataques.

Belgrano también pudo estirar la ventaja, pero falló en la definición, mientras Quilmes sufría más mazazos por un gol mal anulado a Diz (no estaba en posición adelantada) y al quedarse con diez hombres, por la merecida expulsión de Serrano. Eso terminó de apagarlo y lo llevó a entregarse mansamente a la realidad que le tocó vivir.

Habrá que hacer borrón y cuenta nueva, sabiendo que todavía hay vida pero que no puede darse el lujo de seguir regalando posibilidades. Más que nunca, un triunfo se vuelve vital para volver a encaminar el rumbo y recuperar la confianza que se perdió después de las dos últimas frustrantes declaraciones.