En los últimos días, como ya es una costumbre anual, se llevaron adelante las Olimpiadas Universitarias Nacionales, en las cuales la Universidad Nacional de Quilmes estuvo representada en varios deportes, entre ellos el Básquet. Si bien, deportivamente, no se obtuvieron los resultados esperados, ya que le tocó participar de uno de los grupos más complicados del certamen, el transcurrir de los partidos puso en evidencia la unión, el compañerismo y el crecimiento que viene teniendo el equipo.

El torneo fue disputado por 22 universidades, divididos en seis grupos (cuatro grupos de 4 equipos y dos grupos de 3 equipos). El grupo de la UNQ estuvo compuesto por el fuerte conjunto de la Universidad Nacional de Jujuy, la Universidad Nacional de Buenos Aires potencia en casi todos los deportes; y la Universidad Nacional del Sur, proveniente de la ciudad de Bahía Blanca, capital nacional del básquet. Las reglas de juego fueron diferentes al básquet convencional, se jugaron dos tiempos de 15 minutos, con un tiempo muerto por tiempo y cada jugador podía cometer seis faltas.

En cuanto al desarrollo del torneo, la derrota frente a la UNJ, en la primera instancia, fue un golpe anímico para el equipo ya que era el partido más accesible del grupo. Al día siguiente, la UNQ se midió con uno de los mejores del torneo, la UNS. En el primer tiempo, los quilmeños poco pudieron hacer para contrarrestar el poder ofensivo rival. En la segunda mitad, apretaron los dientes y complicaron el traslado de la pelota de los sureños, y pudo tener un par de bolas rápidas. Sin embargo, la diferencia del primer tiempo fue abrumadora y permitió que la historia quede liquidada a mitad del segundo período.

El equipo sabía que, a esas alturas, sólo quedaba una oportunidad para pasar de ronda y era ganarle a la UBA, ese mismo día, por la tarde. Pero su rival venía de ganarle cómodamente a la UNJ y de perder por pocos puntos frente a la UNS. En el primer período, el equipo fue más actitud que juego y comenzó perdiendo. En la segunda parte, levantó el nivel de juego, y defendiendo todas las pelotas a muerte, le complicó el partido a los de la Capital y se acercó en el tanteador, pero la diferencia física fue la clave de la UBA para sacar el partido adelante.

Con las tres derrotas encima la UNQ clasificó a un triangular para disputar los puestos 20°, 21° y 22° junto a la Escuela Aeronáutica Militar y a la Universidad Nacional de Misiones. El nivel anímico de los sureños había cambiado, empezaba otro torneo. Como la EAM no se presentó, automáticamente se clasificó para pelear por el puesto 20°.

Los de Misiones venían de perder sus partidos por muy pocos puntos, entre ellos frente a la Universidad de Córdoba (por 1 punto) otra potencia en el torneo, y con la Universidad del Centro por tres puntos (equipo que quedó en 2° lugar). Eso le dio confianza y empezó el encuentro con un equipo alternativo. Con mucha garra y un muy buen nivel de juego, la UNQ obligó que su rival ponga a los titulares sobre el parqué. Como seguía perdiendo, los de Misiones acudieron al juego brusco, logrando finalizar el primer período igualado en 21 unidades.

En el segundo tiempo, la UNQ logró sacar una ventaja de 4 puntos. Faltando cuatro minutos, uno de los aleros de Quilmes quedó tendido en el suelo producto de una mala pisada, acción que le provocó un esguince. Automáticamente, el equipo cayó anímicamente y con decisiones polémicas de parte de los árbitros, el encuentro finalizó 45-33 en favor de los Misioneros.

El plantel

1 – Sarasola, Sebastián (Alero); 4 – Lértora, Pablo (Ala-Pivot); 5 – Pozzo, Nicolás (Base); 8 – Mandile, Marcelo (Alero); 9 – Pacheco, Germán (Base); 10 – Apsega, Alejo (Ala-Pivot); 11 – Martilotta, Agustín (Alero); 13 – Balasini, Cristian (Pivot); 14 – Velázquez, Ignacio (Alero); 15 – Rubini, Marcelo (Pivot) y 18 – Silva, Marcos (Pivot). DT: Nicolás Lucía.