El pasado 12 de enero se llevó a cabo en la localidad de Pucón, Chile una de las carreras más increíbles y atractivas del circuito mundial. Se trata del Half Ironman, prueba clasificatoria para el Campeonato del Mundo a realizarse en Quebec, Canadá, en septiembre de este año. Uno de los atletas de más alto nivel del distrito y que viene en constante crecimiento, Crhistian Burgos, hace un resumen en primera persona para DQ de lo que fue una carrera con un balance súper positivo para sus aspiraciones.

Si bien después del Ironman de Hawaii, hice un click no solo en mi entrenamiento, sino que también en mi rendimiento, pude comprobar que cada vez disfruto más este deporte y sin importar el resultado. Eso hace que a la hora de pararme en la línea de largada, baje la ansiedad y los miedos y pueda concentrarme solamente en el momento que me toca vivir.

Me preparé con mucho entusiasmo para este evento y cuando eso sucede, las cosas fluyen por sí solas. Diciembre es un mes atípico, por las Fiestas y la cantidad de eventos sociales, pero decidí tomármelos con ciertos recaudos, cuidándome del alcohol y de la comida, dos puntos fundamentales en el rendimiento de un atleta.

Viaje a Pucón

Partí de Buenos Aires el viernes al mediodía con un vuelo de dos escalas en Santiago y Temuco. Desde ahí manejé aproximadamente 100km hasta llegar a destino, creo que fui uno de los últimos en llegar a Pucón. Tal es así que me tuve que acreditar el sábado por la mañana. Después de eso, mates en la playa para relajar y descansar un poco, pero antes de dormir como siempre me puse a visualizar la carrera: imagino cada uno de los momentos y veo la mejor forma física y mental de atravesarlos.

La carrera

Como de costumbre, un desayuno rápido y a la zona de carrera a repasar todo y no olvidar nada. Largamos en tandas después de los Elite, mi categoría fue la última en salir, o sea, 50 minutos más tarde. Algo inusual para mí, pero siempre hay que verle el lado bueno a las cosas, en este caso sabía quiénes eran mis competidores directos. Si bien, yo corro una carrera aparte, está bueno tener referencias dentro de la misma categoría.

En Natación me ubiqué en el primer lote de 5 o 6 nadadores, hasta que retomamos la última boya antes de salir y se me fueron unos metros… no importaba porque lo mejor estaba por venir. Lapeo mi reloj y marcaba 27min al pisar tierra firme, primer objetivo más que cumplido. Seguimos directo a recorrer los casi 500mts de parque cerrado. Me subí a la bici y el circuito era bastante duro. Ya para el Km 10 había dado alcance a los corredores de mi categoría y sería una continua batalla durante los 90km restantes.

En esa etapa traté de mantener la energía lo más alto posible pensando que en la corrida iba a necesitar que mis piernas respondan y estén a la altura de las circunstancias. Ingresé al parque cerrado con una pequeña ventaja sobre mis rivales y me dispongo a correr los 21km en un circuito de tres vueltas.

Ahora era clave poder regular y dosificar el esfuerzo, muchos salieron corriendo a un ritmo que era insostenible. Tal es así, que en la primera vuelta me sacaron 200 metros, pero yo seguía confiando en mis posibilidades y en el plan de carrera. En la segunda vuelta empecé a recortar las distancias, doy alcance promediando el km 14 y me ubiqué en 3° lugar. En el 19 veo al segundo sobre la avenida principal y no dudé en jugarme el todo por el todo... y es ese momento en el que se te afloja todo de alegría y satisfacción porque sabía que estaba la posibilidad de lograr algo que nunca había logrado, y eso sería poder participar en el Campeonato del Mundo 70.3 en Canadá.

Cruzo el arco de la llegada (creo que me lo llevé puesto), la alegría era inmensa y sentí la recompensa de todo el esfuerzo que hice para poder preparar esta carrera. Por eso, cuando me preguntan “¿qué ganaste?” yo les digo algo que no se compra con dinero: alegría, amigos, vivencias y muchos recuerdos que seguramente seguirán marcando un camino lleno de éxitos.