Por Bruno Ferrari

En estos días una web de aficionados del Balonmano Valladolid realizó una serie de encuestas entre sus hinchas con el objetivo de elegir al mejor equipo de la historia, puesto por puesto. En el lateral derecho el ganador absoluto fue Eric Gull. La gente del equipo español guarda un inmejorable recuerdo del zurdo quilmeño, surgido de la cantera de la Asociación Alemana, pero que tiene un extenso recorrido por las principales ligas del planeta y también con la casaca de la Selección Argentina.

El único inconveniente de Eric es que en su época no existía este auge de las redes sociales, de otra forma habría mucho más material de este extraordinario jugador. Que al igual que muchos de los grandes tiene una humildad que sorprende, un tipo que jugó en Barcelona, Ciudad Real (ganó la Champions), Valladolid, los Osos de Chejov y muchos clubes más se pone a hablar con cualquiera, siempre con una sonrisa y la mejor onda.

Gull siempre fue alto. Imagínenlo 2,04mts y zurdo parecía oro puro. Sin embargo, el Flaco no explotó hasta Junior, donde dio el salto de calidad definitivo y se convirtió en un lanzador tremendo y de nivel mundial. En el año 97 se fue a probar suerte a Brasil, al Santo André, luego se fue al Lugi de Suecia, un equipo profesional donde puedo demostrar toda su valía, en el 2000 volvió a Brasil, esta vez a Sao Caetano y después de un paso fugaz en 2001 por Ademar de León, pasó al Selestat de Francia, donde tuvo una destacadísima actuación y se quedó hasta 2003.

Jugó como refuerzo para un equipo tunecino y luego pasó al Osos de Chejov (hoy desaparecido), conjunto que era habitué de la Champions League y la base del elenco nacional ruso. En 2004, tras su gran campaña en Moscú recaló en Valladolid, los rusos le ofrecieron lo imposible para que no se vaya, pero por cuestiones idiomáticas, de clima y fundamentalmente de proyecto Eric decidió hacer una vez más las valijas.

Ese equipo de Valladolid marcó una época y fue una alegría para los ojos, ganó la copa EHF y maravilló a propios y ajenos. Su actuación en ASOBAL le valió ganarse un nombre mundial y fichó por el Barcelona y luego por el Ciudad Real, con quien llegó a ganar la Champions.

A nivel selección siempre fue una fija y su sola presencia le daba un plus al equipo argentino. Su lanzamiento exterior permitía un juego diferente, ya que hasta la aparición de Eric, el lanzamiento a distancia era uno de los puntos débiles en Argentina. Clave en la victoria ante Rusia y el empate ante Croacia en 2003 el Flaco estuvo siempre, fue una pesadilla para los brasileros en varios Panamericanos y quizás el dato que muchos no conocen es que le ofrecieron nacionalizarse ruso y suizo, por muchísimo dinero, pero él siempre se mantuvo celeste y blanco.

Y qué decir de Femebal, desde que volvió a la AACFQ no deja de sorprender. Comenzó jugando en el equipo B. Si, venía de ganar la Champions pero jugó en la segunda categoría del Handball argentino sin que se le caiga ningún anillo, demás está decir que terminaban los partidos y le pedían mil fotos, a las que obviamente accedía con una sonrisa. Aquella finalísima de 2012 en SeDaLo, donde hubo que agregar tribunas porque no entraba ni un alfiler, fue jugada magistralmente por Gull, ganando el título con sus amigos.

El destino quiso que no pudiera estar en los Panamericanos de Guadalajara por una lesión, no sabemos si hubiera viajado o no, pero seguramente hubiera merecido vivir esa experiencia mágica de los JJOO Londres 2012.