Tremendo golpazo se dio Quilmes en un partido clave por la salvación. All Boys, un rival directo en la lucha por escapar a los últimos puestos de los promedios, lo apuró de entrada y lentamente lo fue haciendo entrar en una confusión general a los dirigidos por Caruso Lombardi. El triunfo fue para el equipo que tuvo las ideas más claras y jugó el partido como una verdadera final. El Centenario fue el escenario de un desplome de su equipo, que volvió a fojas cero y quedó mucho más complicado que hace quince días atrás.

Ni el más pesimista hincha del QAC podía llegar a imaginar una actuación como estas. Un equipo que se vio superado durante casi todo el primer tiempo y que después, en el segundo, no encontró las armas necesarias para poder revertir la historia. Flojísimo panorama individual y poquísimo en lo colectivo, inclusive desde lo actitudinal, para maquillar un poco la actuación general.

Quedó claro que durante la etapa inicial, cada vez que se lo propuso, All Boys desnudó la gran cantidad de falencias defensivas que mostró Quilmes. Más prolijo, ensanchando la cancha, siendo profundo, los dirigidos por Ricardo Rodriguez dominaron a piacere y contaron con varias posibilidades claras para desnivelar. En una de ellas, Battión cabeceó solo tras un corner desde la derecha, Dulcich evitó el tanto, pero el rebote le quedó (también en soledad) a Casteglione. Y este no perdonó.

Sin cambios de nombres, pero variando posiciones (Pérez Godoy de central, Olivera de lateral derecho y Garnier a la mitad de cancha) y con una propuesta más vigorosa, el Cervecero intentó llevárselo por delante a su rival. En los primeros minutos del segundo tiempo lo consiguió, pero solo fue un lapso. Hasta que Cabrera empezó a transformarse en el pulmón ideal de su equipo, moviéndose por todo el frente de ataque y siendo el receptor de muchos balones, junto al chileno Espinoza.

Después si llegaron las variantes, pero Quilmes siguió chocando con sus limitaciones y con una noche completamente negra, en la que nada le salió. Inclusive, sus referentes y habituales caudillos para sacar al equipo adelante, también penaron con performances muy bajas. Por eso no extraño que, ante tanto regalo defensivo, el propio Cabrera coronara su actuación con una gran maniobra individual que terminó en un golazo.

En el descuento llegó el penal y el tanto de Caneo que abrió una pequeña esperanza de conseguir la heroica. Pero ni con fuerza pudo el QAC, para tratar de llevar el juego al área contraria. El Albo hizo mejor las cosas y se quedó con un triunfo más que válido. Para Quilmes la jornada había empezado muy negra con los incidentes previos y, más allá de cualquier diferencia, tuvo su correlato dentro del terreno de juego. Su actualidad lo encuentra en zona de descenso y su futuro cada día parece más negro.